Hacer llover

Hacer llover

“Cómo respuesta a la censura a mi procedimiento, regalo, por intermedio de Crítica, una lluvia a Buenos Aires para el 3 de enero de 1939”. Juan Baigorri Velar.

Hace un tiempo se me viene antojando escribir algo sobre el trabajo documental que hicimos a mediados del 98, dos años antes de que terminara la facultad, sobre Baigorri, el hombre que inventó una máquina de llover, de hacer llover.

En la facultad yo tenía un compañero que le gustaba mucho Tim Burton y tal vez así entendamos cómo se le ocurrió la idea de hacer un documental sobre este inventor fracasado. A mí me interesó tanto, que abandoné el sueño de dirigir algo ese año (manía que tiene la gente insoportable que estudia cine)

Empezamos a investigar. Había muy poca información sobre él. En la Biblioteca Nacional, la bibliotecaria nos contó que los textos se habían perdido por la censura general durante el gobierno de Perón (yo me acordé de los manuales de mis padres) Encontramos la descripción de la máquina en un tomo sobre inventos increíbles. El número 13 de Todo es Historia tenía una extensa nota. Y para archivo visual molesté varias veces a Fernando Bravo, quien me preguntó para qué nos preocupábamos por ese chanta, y gentilmente nos facilitó el número de Cambalache en que salía el supuesto inventor.

Ahí supimos que Juan Baigorri Velar nació en Concepción del Uruguay, estudió en el Nacional Buenos Aires y se graduó en geofísica en la Universidad de Milán. Después de viajar por Europa, Africa, Asia y los Estados Unidos trabajando como técnico en petróleo para compañías volvió a Buenos Aires. Enseguida, descubrió el Mesón de Hierro, un famoso aerolito caído en la región del Chaco. Sus máquinas para localizar petróleo trabajaban con ondas electromagnéticas; un día se da cuenta que cada vez que las usa el cielo oscurece (sabemos que algo parecido, la casualidad, pasó con la penicilina, los trucos cinematográficos y el dulce de leche, inventos aceptables y aceptados) Promete sacar de la sequía a Santiago del Estero y el 25 de diciembre de 1938 cae con su aparato. Sesenta milímetros de agua son recibidos con alegría y tristeza por los pobladores (muchos festejaban al aire libre) Hay algunas anécdotas del hombre: la humedad de su casa en Caballito era insoportable; un día sale a caminar con un altímetro y una libreta de apuntes; anota el punto más alto de la ciudad y decide mudarse a la casa de Ramón L. Falcón y Araujo (la casa que nosotros terminamos encontrando y visitando); otra anécdota es la de la broma que le hizo a su antagonista, el director de Meteorología que lo acusaba de chantaje, al que le envió un paraguas de regalo para que lo usara el 3 de enero, día que Baigorri prometió a todo Buenos Aires, mediante el diario Crítica, un chaparrón. Lo importante es que, no sabemos si por pura suerte o no, el ingeniero Baigorri siempre se ingeniaba para que sus promesas se cumplieran; parece ser que llovía.

Nos enteramos que tenía un hijo William, buscamos en la guía y una compañera se encargaba de los llamados; era un hijo de él que se negó a colaborar. Creo que alegó que estuvo enemistado con el padre hasta la muerte, y dio a entender que el invento no era tal.

Para empezar recorridos por Villa Luro nos juntábamos temprano los sábados o domingos. Buscábamos la casa de Baigorri y gente de edad que diera su testimonio en nuestro documental.

En una plaza encontramos a un viejo, humilde pero bien arreglado; mientras nos contaba lo que sabía de Baigorria (casi nada) y sus experiencias (casi toda su vida), trataba siempre de hacer reír a nuestra compañera pero se mostraba bastante molesto con los demás. Hablaba tanto que apagábamos la cámara y fingíamos grabarlo. Opinó que no creía en la máquina de Baigorri. En una nota leímos que la máquina estaba en el fondo de un taller en Villa Luro; preguntamos pero nunca encontramos este lugar.

Un día llegamos a una casa, una especie de centro cultural de Villa Luro, en busca de testimonios. La casa tenía un jardín adelante, muy descuidado, con unos cactus larguísimos; las persianas estaban bajas, despintadas y casi destruidas. Después de llamar un rato, escuchamos la voz de un hombre que nos comentó que la señora no estaba. La encontramos otro día, una vieja muy pálida y jorobada, que nos contó algunas cosas, muy pocas de Baigorri por cierto, e insistió en mostrarnos la casa. Nos paseó por un fondo grande y más descuidado que el de adelante, con más cactus y planta rara. En el suelo, entre yuyos y macetas, había una bañera, y la vieja nos explicó que hacía años la llenaban de hielo para los pingüinos. Creí escuchar mal, pero la mujer siguió hablando y contó que seguido los pingüinos se le escapaban a la calle y que un día se empezaron a morir. Nos fuimos, me fui, con una fuerte, dulce y descarada, sensación de irrealidad. Mi compañera anotó la dirección de una zapatería que le dictó la vieja; el dueño era un viejo coleccionista de diarios.

Nos apuramos a hacer la entrevista porque el viejito estaba muy enfermo y en cualquier momento se nos iba, tenía noventa y pico y una voz gastada que se le sofocaba mientras terminaba las frases. Por lo demás, un hombre flaco, huesudo mejor dicho, elegantísimo (con un aire de Bioy Casares en sus últimos días); tenía los dedos tan finos, largos, amarillos y temblorosos que mirar su mano daba miedo. Buscó entre las cajas de zapatos y sacó varias carpetas con diarios muy viejos. Grabamos los recortes de diarios de los días de la lluvia en Santiago y Buenos Aires y al viejito comentándolos.

Más allá de estos episodios, fue bastante fastidioso hacer el documental; perdíamos la mañana de los sábados y domingos (sagradas mañanas para los que gustan de salir un poco la noche anterior y no tratar mal a la gente después). Además, creo que empezaba a enamorarme de una chica, y cualquier cosa me parecía una pérdida de tiempo. A mi habitual distracción había que sumarle una necesidad impostergable de compañía femenina.

Tal vez por eso uno de los días que viajé a Liniers desde un lugar en que me había reunido para otro trabajo, me pasé dos o tres veces con el colectivo y no sé cómo terminé en Camino Negro. Cuando finalmente llegué a la plaza, al atardecer, mis compañeros ya se habían ido.

Cuando volvimos a la antigua casa de Baigorri, la de Falcón y Araujo, nos encontramos con una señora que nos contó el trágico y común fin del inventor (de alguna forma lo era); al venderle la casa estaba viejo, solo, con los bolsillos vacíos, y se le escaparon algunas lágrimas (igual que a la señora mientras nos contaba).

Nos sacamos seis o siete. Yo perdí la copia que tenía.

Adrián Fares

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26 comentarios en “Hacer llover

    1. Nelson Guizzo

      La nueva pagina que tenemos es http://www.antecedentes.zzl.org porque el otro servidor ha colapsado.
      Nos agradaria intercambiar opiniones sobre estos temas
      Un abrazo a Adrian, que tan generosamente nos obsequio con informacion y a los estudiantes del ENERC y tantos argentinos que nos han obsequiado con fotos de Juan Baigorri Velar.
      El libro de Uberman esta muy bueno tambien, pueden ver un capitulo del mismo en http://www.baigorrihaciallover.com.ar/baigorri.htm
      Abrazos genteee !!!

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  1. Juan Carlos

    Estimado, estuve paseando por su pagina.
    Mas allà de algunos vìnculos que no funcionan, la verdad
    que esta muy buena.
    Interesane el poder estimular lluvias con la mente.
    Seguire investigando el tema, pues para el calentamiento global -se dice-, es mejor que llueva a
    tener sequia.
    Saludos
    JuanCa

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    1. Nelson Guizzo

      Asi es realmente. Tenemos contacto con varios meteorologos y es asi como afirmas.
      En Brasil existe un grupo de magos que son contratados y muy bien pagos por empresas transnacionales, que se ocupan de hacer lluvia todo el tiempo como forma de contratacar el calentamiento global. A la vista estan las inundaciones. Y si miran en mi web veran pedidos desde Brasil para detener esas lluvias, a lo cual tuvimos exito.

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  2. pablo

    adrian!!!! soy pablo, mira lo que escribiste, que bueno!!!!!! me habia olvidado de mil cosas que contas!!!!! yo tengo la copia en dvd, no se si te llegara esto, pero me encantaria dartela. abrazo

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  3. adriangas Autor

    pablo! apareció el director de baigorri. cómo andás tanto tiempo?? sabés que eso lo escribí hace como 6 años o más, así que tenía los recuerdos algo más frescos. te escribo así arreglamos. un abrazo

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  4. Antonio

    El hacer llover no es facil, pero tampoco es imposible, cualquier sistema «mental» «Radiestesico», «Sincronico»,
    puede ser aplicable.

    La concentracion mental puede producir cambios
    atmosfericos grandes, hasta producir lluvia en cualquier region del mundo, que se desee.

    Ya lo hemos probado, este año en Paraguay y California, pero todos los años lo estamos haciendo, para Australia, en la epoca de los incendios o sea en la epoca de verano, logrando
    un exito total.

    Aunque las personas execpticas, siempre tendran
    criticas e inconvenientes para creer, pero en mi opinion, «NADA ES IMPOSIBLE»

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  5. Lydia Musachi Pissarello

    Hola: me pareció hermoso el trabajo que hiciste para conocer mas al Sr. Baigorri, nunca me pareció un chanta, un poco loco como todos los genios y descalificados como todo aquél que haga algo diferente en un pueblo, un barrio o tambien en alguna gran ciudad. Aunque nos estemos muriendo de sed, no le creemos a alguien que te hace llover sobre tu cabeza y delante de tus ojos, solamente porque a veces no lo logró. QUIEN ES INFALIBLE? solamente Dios y a veces tampoco logra que le creamos o no?. Un abrazo y Felicitaciones por el sitio.

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  6. casañe oscar antonio

    El equipo del ingeniero juan baigorri esta basado en un magnetometro,que permite generar un campo de baja frecuencia,genera ondas esfericas que atraviesan la superficie y le permitio localizar el meson de hierro aerolito caido en el chaco,en la zona denominada campo del cielo.El fenomeno de la lluvia es netamente electrico,la polarizacion de las cargas es la generadora,cosa que el equipo del ingeniero producia.-.hOY EN DIA se multiplicaron las emisiones radiales,conjuntamente las frecuencias,cosa que hace 70 años antes no existia.-una maquina similar,tendria que multiplicar por 100 la energia de la maquina de juan baigorri.la maquina era una realidad.-

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    1. etel

      Oscar, sabes como se podrías hacer polarización de cargas, para hacer llover en un sitio donde no hay ni luz, ni llegan las ondas de radio, y el agua subterranea es escasa y a vez mala. Gracias.

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  7. leandro

    Hola, estoy trabajando en una novela sobre baigorri velar, tus palabras me han parecido sumamente interesantes, quiero saber si en algún momento podremos hablar o intercambiar datos. Hay poca gente que se ha dedicado a este personaje tan singular. Si aún trabajas en este blog y lees esto, por favor escribime, hace un tiempo que estoy tras las pistas del ingeniero.

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  8. pepe 09

    Yo solo digo, si hay alguien en este bendito mundo que puede hacer llover, que lo haga yaaaaaaaa , en ARGENTINA hay zonas como CBA que estan en EMERGENCIA HIDRICA , la falta de agua esta haciendo estragos, no se la » forma «, pero si alguien puede hacer algo , basta de chachara y hagamos algo el momento es ahora……..

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  9. Pingback: El “cazador de tormentas” de Pergamino – Nuestroclima

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