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Para que quede claro. Conclusión sobre la relación entre autismo, pérdida de audición y tinnitus.

Quiero explicar (me parece una responsabilidad explicarlo) que no haber entendido un diagnóstico de “Autism Syndrome Disorder” o del “Trastorno de Espectro Autista” que me fue dado en 2014, a los 36 años, excluí la posibilidad de que pudiera coexistir TEA, en el rango antes llamado Asperger, con mi hipoacusia y tinnitus (acúfenos; zumbidos constantes). Debieron sumarse los diagnósticos.

Estaba en ese momento, hace 7 años, bastante seguro del diagnóstico, de hecho fui rejuntando los datos yo mismo requeridos para el mismo (no encontraba explicaciones posibles a mis síntomas, y la explicación con respecto al tinnitus y las especies de mareos nunca me convencieron)

Creo que primero tenía que concentrarme en los oídos, en encontrar audífonos útiles; de cualquier manera, varias causas e influencias me llevaron a negar ese diagnóstico de 2014. 

Debí haber abrazado ambos diagnósticos porque los síntomas de los dos diagnósticos estaban claros.

Hoy creo haberme equivocado en dejarme llevar por opiniones de profesionales de otras áreas, que no estaban vinculados al diagnóstico del ASD o TEA y negaron la posibilidad de que coexistieran el TEA y la hipoacusia neurosensorial.

Había gente empecinada en que yo no tuviera sordera ni autismo, se ve. Pero como no conocer la verdadera identidad de uno es contraproducente; esas son cosas que nunca deberían ocurrir. No se juega con las personas con discapacidad (pero qué se puede esperar en un mundo donde mucha gente odia hasta a una niña con autismo. Respuesta: Nada)

Por otro lado, debería ser más integral todo, pero sé que es difícil, más cuando se busca una explicación en la juventud / adultez.

En cualquier caso, confío en mí:

Viendo escáneres del cerebro que me realizaron por el tinnitus y la hipoacusia neurosensorial, por la que tengo certificado de discapacidad, revisando resonancias magnéticas con medio de contraste, tomografía eléctrica cerebral (brain electrical tomography, sistema LORETA; vigilia, reposo, visual y auditiva), leyendo el resultado de esos estudios, comparando información, adaptaciones, no adaptaciones, síntomas y diagnósticos, llegué a la conclusión que mi hipoacusia y el ASD pueden coexistir. 

O uno explicar al otro (lo más común sería que el ASD explique la sordera) En ese caso sería un mecanismo de compensación como los que explica Olga Bogdashina tan bien en sus libros. 

No puedo negar que leer los libros de Temple Grandin (El cerebro autista), más otros de neurociencias, me ayudaron a pensar el problema.

Puede ser que tenga a la vez (de hipoacusia y tinnitus), APD (Auditory Processing Disorder). El libro When the brain can´t hear, de Teri Jams Bellis, me ayudó a entenderlo. Esa dificultad para enfocar la escucha está presente en mí (además de la pérdida de audición en los agudos, que coincide con el rango del tinnitus

En tal caso, eso explicaría el porqué llevó tanto tiempo mi diagnóstico (APD recién se diagnostica en la actualidad a los 7 años de edad) .

Y el ASD/TEA leve aquí en los años ochenta del siglo pasado no se diagnosticaba: a uno le decían que le faltaba calle (no me faltó calle de chico, sí luego fui un adolescente muy solitario). 

El ASD / TEA explicaría bien mi infancia, mi adolescencia (ya clara sordera también por la dificultad adaptativa incrementada), juventud y… bueno, espero ser joven todavía.

Queda por revisar los escritos que fui publicando en este blog sobre mi vida y la sordera (ahora agrupados en el Índice de este blog en Escritos sobre mi vida) y verlos como una aproximación a una verdad, como también lo es esta aproximación a una verdad que para mí resulta evidente.

Y hay que leerlos de ahora en más teniendo en cuenta el “TEA” y todos los diagnósticos y síntomas generados por la hipoxia en el nacimiento, el nacimiento con fórceps y/o la herencia genética (las anteriores causas posibles de mi hipoacusia y tinnitus).

por Adrián Gastón Fares.

PD: Recomiendo ver la película sobre la vida de Temple Grandin en HBO Max.

También vuelvo a recomendar el documental The reason I Jump (La razón por la que salto).

Y, como lo había hecho en 2014, recomiendo el libro de Olga Bogdashina, Percepción sensorial en el autismo y síndrome de Asperger.

Nota: No siempre el autismo tiene que ver con evitar el contacto visual. En el caso que se dé con tinnitus / pérdida de audición no queda otra que mirar la cara del interlocutor, especialmente tratar de leer los labios para comprender lo que nos están diciendo.

Infierno en el Instituto. 4. No ficción.

Volví a la ciudad para reunirme con la productora. Sacrifiqué mis dos días de vacaciones. Pero la productora presentante quería volver a dominar todo si hacía la película, poner a su productor delegado. Eso debía evitarse porque medio mundo me venía hablando mal de ese productor que ella quería imponer.

Tenía algunas opciones, gente que se me había acercado de alguna u otra manera interesada en el trabajo.

¿Cómo hacer que una productora volviera a un proyecto? Pensé en involucrarla con personas que conozca. Por naturaleza el ser humano quiere quedar menos mal con la gente que conoce que con la que no. Así que, propuse que el productor delegado fuera un periodista que habíamos conocido en el ambiente del terror argentino (en el Buenos Aires Rojo Sangre, creo). Este periodista escribía también sobre cualquier tipo de películas, como las que dirigía el dueño de la revista donde trabajaba que no tenía nada que ver con el terror.

Este periodista había sido también productor de una película independiente de terror. Quise poner a otra persona como productor delegado que tenía que ver con la misma película independiente, pero doña productora de origen peruano no lo quiso aceptar. No me quedaba otra que seguir con el periodista, entonces.

Ya que no aceptaba a Leo ni al productor de películas de terror, por ahí aceptaba a uno que escribía sobre las películas que ella producía.

Ahí íbamos. Le pregunté al periodista en cuestión, por teléfono, el futuro productor en cuestión que yo propondría para reemplazar al productor delegado que doña productora de origen peruano quería introducir a la película, si le interesaba realmente la producción, si lo movía ser productor, que me fuera sincero, que me dijera la verdad porque nadie estaba cobrando nada por Gualicho, pero él sí iba a cobrar, si lo aceptaba la productora, entonces tenía que comprometerse a eso.

Así que bueno, resultó que este productor-periodista al que yo llamé, se nos adelantó un poco el día de la entrevista y con su camisa y su sonrisa poco fiable, estaba en la oficina de doña productora de origen peruano antes de que yo llegara con Leo.

Bueno, le perdonamos eso.

Ahí estaba él hablando con doña productora de origen peruano y chusmeando sobre medio mundo del ambiente de cine. Me había contado sobre medio mundo. Es mi error y el de ningún otro aceptar gente tan chismosa. Digo, gente tan chismosa con ningún talento, no era Manuel Puig ni Truman Capote. Y además tenía un desdén terrible por la gente que se dedicaba a escribir para el cine (la gente que no puede, odia)

Y bueno, esta persona más o menos impresentable como ya pueden suponer, se puso del lado de la productora presentante. No recordó que yo le pedí que por favor fuera responsable con la oportunidad que le estaba dando. Y luego no pidió perdón, cobró su sueldo y desapareció.

Es uno de los sueldos que pagó Gualicho, además del sueldo de un asistente de dirección que resultó que había trabajado para otras producciones de la productora presentante (y por suerte, el sueldo de uno de los mejores asistentes de dirección de aquí, de los más experimentados, que me encargué yo de incorporar al proyecto antes de que el INCAA cerrara las puertas del expediente y la productora presentante de origen peruano renunciara al proyecto; cuyos derechos por suerte volvieron a quedar totalmente en mi poder; la habíamos denunciado a la oficina de transparencia del instituto, del INCAA, por todas las cosas que nos venía haciendo, se enojó y dijo que entonces no haría la película, le dije que no la hiciera entonces, nos levantamos con Leo y nos fuimos de la oficina palermitana para nunca volver y fin de esta historia en cuatro partes de la que ya me quiero olvidar, fin de Infierno en el instituto, aunque seguimos yendo al instituto por un tiempo para saber en qué estado había quedado la película, especie de Bruce Willis en Duro de Matar con ese edificio vetusto y desactualizado; ver cómo seguir, tratar de que reemplazaran a la productora, tratar de que un premio fuera un premio y no una incoherencia)

Pero antes de que todo terminara y para complicar un poco más las cosas, de alguna manera cayó, antes del bueno, un asistente de dirección malo que había trabajado para otras producciones de la productora palermitana.

Me envío, pactando con la productora presentante de origen peruano, a que reescribiera todo el guion, que sacara a la mitad de los personajes (que ya eran pocos, a los coches, a algún que otro animal que solo aparecía en una escena)

Hizo un absoluto desastre con el guion y conmigo con tal de ser pagado y dio una opinión absolutamente errónea de todo. Pero así es esta sociedad que obsequia futuro a estos personajes impresentables, dados a la violencia en el diálogo, a la seguridad infundada y todas esas cosas que no me gustan escribir, pero para ser un escritor sincero tengo que escribir. Obsequia futuro a estas personas y les quita el futuro a los pelotudos como yo que la pensamos dos veces antes de dañar a otra persona hasta de refilón.

Todos podemos oprimir a los demás: es una cuestión de decisión. Este muchachito engreído, el penúltimo asistente de dirección de Gualicho, eligió oprimir con su mínimo poder.

El tal asistente de dirección me dijo que cambiara todo el guion y me mandó a trabajar gratis más o menos 2 meses.

¿Para qué? Para que terminará en nada todo eso. La productora seguía sin querer hacer la película. No había manera. Era toda una estratagema de la productora peruana para dilatar el hecho de que ya había firmado (y cobrado una cuota del dinero del premio) con el instituto de cine y no quería hacer la película.

Había cobrado 600 mil pesos de la primera cuota del premio que habíamos ganado y la tenía en su cuenta y no nos había pagado ni un centavo a Leo y a mí y encima nos hacía trabajar gratis.

Podía haber cambiado esos 600 mil pesos a dólares y usarlos para sumar más chapa a su cuenta bancaria que luego usaba para seguir presentando proyectos al Instituto de cine.

O podía usarlo para cualquier respaldo financiero. Mientras, nosotros, yo el dueño de la película, el creador, Leo, que había trabajado en la película también como productor inicial, nada. Nada de nada.

Seguí trabajando como un animal para Gualicho, con estas bestias aceptadas por la productora presentante palermitana cercándome sin ver un peso.

En un momento, en la reescritura de Gualicho sugerida por el penúltimo asistente de dirección para abaratar costos, mi novia de ese entonces, no aguantó más la situación y me dijo que quería separarse porque necesitaba tener alguna proyección de futuro en la pareja para formar una familia. Estábamos en 2018. Ya venía aguantando con estoicismo mi discapacidad auditiva (diré que no es fácil para otra persona aceptar que su pareja no escucha cuando se saca los audífonos y tener que hablarle a la cara en la oscuridad de la cama compartida; digan lo que digan, sé que no es fácil, y que duele y molesta, y lo acepto)

Y tenía razón en eso del futuro. Yo no había podido hacer la película, mi futuro estaba más o menos contenido en eso, es como una empresa que se viene abajo, así que estas consecuencias son posibles. Y uno no puede pedir a otra persona que se quede por amor al arte. El amor al “arte” es de uno y ni siquiera es amor, es algo que no pudimos elegir, que nos eligió a nosotros. Yo no creo en nada, pero sí creo en esta elección. La de contar una historia en vez de otra, la de que te caiga algo que parece una idea y tengas que llevarlo de la mano como si fuera tu hijito o hijita hasta una puerta que de repente se abre y ahí sale un fogonazo de luz que en estos casos es el fogonazo de luz del proyector que hace que tus personajes se despeguen de la página y corran por un llano verde mientras los reflejos del sol acarician al objetivo de la cámara y también a los espectadores. Y algunos de nosotros, ya golpeados de alguna manera u otra por la vida, no tenemos otra cosa.

Le dije a mi novia de ese entonces, la segunda de origen asiático, de la casualidad asiática, que hiciera lo que quería porque yo estaba terminando otra versión del guion de lo que había luchado toda la vida. Y encima ya antes había escrito otro guion más largo, otra ficción oscura, fantástica y con mezcla de ciencia ficción, que me encantaba, que se llama Mr. Time. Y no podía dejar a mis criaturas de ficción.

Y no veía otro futuro para mí, no iba a volver a la Obra social: iba a seguir adelante para mi bien y el de todos los seres humanos (las personas que no llegan a hacer los que les gusta en la vida se dedican a joder a los demás casi siempre)

Quedé solo en mi departamento en el momento más duro otra vez. Mientras mi pareja se llevaba algunas cosas que le pertenecían, me fui a caminar con la frente alta, viendo que estas cosas parecidas ya me habían pasado en la vida y que no me quedaba otro destino más que enfrentarlas como podía, que estas incoherencias de la vida, no me iban a echar abajo esta vez, que la estupidez y el sin sentido de todo no iban a ganar.

Ahora, a veces, me parece que estuvieran ganando.

Lo del premio fue un infierno. Me trajo más problemas en la vida que otra cosa. Perdí gente. Perdí oportunidades. Perdí aliento.

Pero aquí estamos, exhalando bocanadas de aire frío como un perro atado. Un perro atado que acaba de romper sus cadenas. Y que es libre para correr para donde se le antoje.

Aquí termina Infierno en el instituto. Si quieren pueden firmar la petición de Change org para que pueda filmar mi película, para que pueda seguir con el cine.

Aclaro que Gualicho está disponible para cualquier productor o productora que sepa de cine y se interese por la película. Los derechos son míos y de nadie más.

Por suerte, yo puedo decidir a quién dejo entrar y a quien no dejo entrar para que se acerquen a mis criaturas de ficción, a mi dedicación más coherente y sincera, y a mi vida.

change.org/gualicho

Fin.

Cine: Pedido de ayuda y firmas para Adrián Gastón Fares.

Hola! Soy Adrián, escritor, director y guionista de Cine. Y tengo hipoacusia. En el 2017, me presente junto con Leo Rosales en el concurso de Opera Prima de Ficción de INCAA y ganamos. Esto nos iba a brindar la posibilidad de dirigir mi primer largometraje de ficción: Gualicho. Pero fuimos engañados y nunca pudimos producir nuestra tan deseada película. Hace dos años estamos luchando para cobrar el premio y empezar a dirigir la obra en la que tantos años estuvimos trabajando pero el INCAA sigue fallando en nuestra contra. Por eso les pido que me acompañen con su firma para que el INCAA responda a nuestro reclamo y nos entregue el dinero del premio que es lo que corresponde.

ES IMPORTANTE, PRIMERO, PARA QUE SE RESPETE LA LEY DE CINE Y SUS ARTÍCULOS. YA QUE SE LA HAN SALTADO.

SEGUNDO: EL AGRAVANTE DE LA FALTA DE INCLUSIÓN EN ESTE CASO, ADEMÁS DEL DAÑO INTEGRAL A MI CALIDAD DE VIDA Y A MI PRODUCCIÓN CREATIVA, SERÁ LA FALTA DE CONTENIDOS DIVERSOS YA QUE SOY UNA PERSONA CON DISCAPACIDAD Y LAS TEMÁTICAS QUE ABORDÉ FUERON SIEMPRE CERCANAS A LA IDENTIDAD Y LA DIVERSIDAD DESDE LOS GÉNEROS QUE MÁS LLEGAN, QUE MÁS CONMUEVEN Y MÁS INTERESAN A LOS ESPECTADORES. SIEMPRE PREOCUPADO POR MEJORAR LAS NARRATIVAS Y LOS CONTENIDOS AUDIOVISUALES.

Por eso, trabajamos noche y día con el objetivo de presentarnos a esta convocatoria y la ganamos. Pero lamentablemente, el premio lo cobró una tercera persona, que el INCAA nos indicó que pusiéramos como productora puesto que nosotros no cumplíamos con un requisito para participar que es el puntaje de Mundo Tributo. Esta persona no participó en ningún momento del proyecto y, si bien yo figuraba como director de la película en la resolución del premio, no recibí un peso.

Desde que comenzamos a reclamar fuimos mal asesorados por parte del INCAA en toda instancia y nunca recibimos ningún tipo de ayuda. Y hoy, dos años despues de luchar, seguimos sin poder hacer Gualicho, la obra en la que estuve tantos años trabajando. El proyecto ganador quedó encajonado, mayormente se debe a desacuerdos internos, políticos y burocráticos.

Cuando gané el premio no especifiqué mi hipoacusia, ni dije que tenía certificado de discapacidad (CUD) pero luego expliqué ante las autoridades de INCAA y Ministerio de Cultura. Lo que advertí es lo que ocurrió: Daños y perjuicios en mi vida por dedicarme a lo que estudié a pesar de mi condición (Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires). A nadie le importó las consecuencias que iba a tener en mi inclusión menospreciar y discriminar el logro de una persona, y más de un persona con discapacidad. Y es sólo un agravante; como actuó el INCAA hasta el momento es irresponsable y negligente ya de por sí como puede verse en el expediente de referencia 8471/17.

Agradezco el apoyo y la ayuda que me puedan brindar. Por favor, compartan y firmen esta petición. Para que se haga justicia y el INCAA finalmente nos de lo que nos merecemos, el premio del concurso de Opera Prima, para poder empezar a grabar Gualicho. 

Muchas gracias!

Adrián Gastón Fares

Firmar y compartir el pedido: change.org/gualicho

Si sos seguidor de este blog, sería bueno que compartas y firmes este pedido para que el autor del mismo pueda finalmente filmar el proyecto por el que ha sido premiado. El link es el siguiente. El pedido es hacia el Ministerio de Cultura de la Nación y el Instituto de Cine Argentino (INCAA) que fue el que otorgó el premio.

change.org/gualicho

Texto completo del pedido:

Autor, Guionista, Escritor, Director de cine, Productor Mundo tributo, Gualicho, Mr. Time, Las órdenes.

Escritor de las novelas Intransparente, El nombre del pueblo, Seré nada, una historia suburbana de terror, entre otras.

Entrevista al respecto sobre el premio a Adrián Gastón Fares:

Entrevista radial sobre el tema cine e Instituto de cine.

Entrevista radial por el premio a Gualicho y el problema con el INCAA (y el Ministerio de Cultura que no se hace cargo)

Hace unas semanas, luego de esta entrevista, una empleada del INCAA se tomó el trabajo de llamarme para dejarme en claro que aún con un permiso del Instituto yo no podía ver el expediente de la película que desarrollé desde cero. Pero no fue solo eso, si no que se desquitó conmigo de sus problemas personales y me dio a entender que no existo como ser humano ante el INCAA, etc. etc. Estamos hablando del Instituto de Cine Argentino.

Puedo filmar Gualicho cuando quiera con quién quiera, eso está claro, pero el premio se devaluó y jamás cobré un peso por mí trabajo (pero lo que más me preocupa es que si el INCAA hubiera actuado bien otro productor hubiera hecho la película y yo no estaría escribiendo esto)

Parece que seguimos igual en este país, que cada vez entiendo menos y menos, más teniendo en cuenta las cosas que me tocaron vivir.

Cómo habrán entendido si leyeron Seré nada, Argentina es cada vez menos mi hogar, cada vez me representa menos y me considero más italiano (mi madre es italiana) que Argentino.

Querer un país en el que se sufre tanto es un masoquismo que no me voy a regalar.

Los que conozcan mí historia y sean empáticos (y puedan ponerse en el zapato de los demás) sabrán lo difícil que me fue lograr llevar adelante mis trabajos en cine. Sabrán que mi intención fue aportar algo a un cine y, en general, a la cultura de un país que simplemente no me merece.

Por suerte, puedo darme cuenta de eso y pasar la página.

Dejo la entrevista que me hicieron en Radio Ciudad.

El hombre sin cara. Relato corto.

Un hombre sin rasgos faciales nació en el barrio de Once de Buenos Aires. Los médicos que lo extrajeron del cuerpo de su madre le advirtieron a ella que no tenía rasgos faciales, pero aclararon que gracias a Dios tenía todos los sentidos intactos. El niño había llorado y todo, luego de un minuto, ya que a través de los poros de su pielcita, salió disparada una nube de vapor, como si algo hubiera activado un rociador, que se esparció por toda la sala de la clínica.

Según el médico su verdadera cara estaba debajo de gruesos pliegues de lampiña piel, pero de alguna manera la información visual y auditiva, que son las más importantes para los humanos, ya que el olfato no parece muy útil, llegaba al cerebro, que estaba en algún lugar de esa cabeza que parecía un huevo rosáceo.

Cuando llegó el momento de pasear con el cochecito de bebé, la madre le dibujó antes con un marcador indeleble unos ojos, una nariz y una boca. El padre retocó un poco el dibujo de la madre y los dos quedaron muy contentos con el resultado. La gente quedó encantada con el resultado en la calle. Le sonreían y hasta lo acariciaban.

Aprendió a mover los rasgos como pudo y en la escuela, haciendo mucho esfuerzo, pudo estirar tanto la parte inferior del huevo que tenía de cara, lo que hubiera sido su mentón, que logró separar una hendidura parecida a una boca, justo donde tenía la boca dibujada. El tiempo pasó y el hombre sin cara creció y pasó como uno más entre los pares, salvo algunas bromas de los pocos que podían darse cuenta que su cara era un dibujo. Durante el colegio secundario el acné revistió la piel de donde hubiera ido el rostro de cráteres y eso ayudó a que otros se sintieran identificado con él. Después de todo, las caras están en proceso de erupción en esos años.

Con el tiempo, después de graduarse en Bellas Artes, el hombre sin cara se convirtió en un intérprete excepcional, aprendió a recitar obras de teatro clásicas de memoria, escribió las suyas, fue premiado, elogiado, e incluso ganó algo de dinero. Tenía ese don de contorsionista en su cara. Era un experto en la imitación. Y no sólo eso, a veces lograba transmitir estados de ánimos jamás experimentados por el público ya que podía plegar la piel de una manera nunca antes apreciada por los espectadores de teatro.

En ese momento, en la cresta de la ola de su popularidad, consiguió enamorar a una chica que con el tiempo se convirtió en su pareja. La misma chica lloró ante las menciones y premios colgados en las paredes del apartamento del hombre sin cara, donde vivía solo, con varios espejos, desde que se había mudado de su Once natal. El hombre sin cara no entendía por qué la chica había llorado, porque a él parecía irle bien.

Al poco tiempo el dinero no alcazaba. Y el hombre sin cara malgastaba en miles de lapiceras y marcadores de tinta indeleble su desequilibrada fortuna. Un primo lejano lo ayudaba en secreto económicamente y eso bastaba a esa familia para mantener la ilusión de que no habían tenido un hijo sin cara. Pero la chica ya no toleraba la situación y la gente decía que había que tener un futuro, que debía tener un PLAN B el hombre sin cara, y hacía rato que el hombre sin cara no quería hacer otra cosa que dibujar, escribir, actuar e incluso bailar; todo lo cual estaba escrito en la obra de teatro que quería presentar cuanto antes.

Así y todo, por esa época la pareja decidió festejar su unión espiritual, ya que la física no paraban de festejarla, y si bien no eligieron casarse, hicieron una fiesta en el apartamento de la suegra del hombre sin cara. Para la fiesta, fue invitado un familiar, el primo lejano que era una especie de mecenas de nuestro protagonista, que había crecido con el hombre sin cara, que había visto a los progenitores del mismo pintarle las facciones, porque era de esos hombres que siempre están en el momento justo y en lugar indicado para influir en la vida de los demás.

Es más, se vistió de lujo para la ocasión, él que era sucio y vulgar, y llevó un sombrero de vaquero, que le daba un aire de patriarca superado. Una mirada del primo lejano dejaba sin valor la de los padres del hombre sin cara. El brillo de esos ojos sagaces y resentidos era capaz de convencer al mundo de que nunca se habían destrenzado los continentes. El amor nunca tuvo un contrincante tan entrenado, tan erguido, tan lastimado como para clamar venganza.

El hombre sin cara, en la terraza donde se festejaba la unión de los amantes, se quejó de que faltaba vino para el festejo, algo de lo que se iba a encargar el primo lejano, incluso había dicho que su finalidad era alegrar la fiesta con los vinos que él mismo producía. El primo dijo, tomándose la punta de su sombrero.

–No tenés cara para decirme esto. No tenés cara.

El hombre sin cara no sabía que contestar. Empezó a sentir un remolino ardiente que nació en su estómago y subió hasta su pecho. Él había hecho las cosas bien, él había administrado las cosas para que ahora estuviera a punto de cumplir y realizar su gran obra. Las sumas que enviaba el primo lejano eran una limosna. Y hasta él había trabajado en sus viñedos al principio sin paga. Pero el primo lejano repitió.

–No tenés cara.

En ese momento el padrastro de la pareja del hombre sin cara se miró con su esposa y todos bajaron la cabeza, desilusionados del hombre con cabeza de huevo.

Unos días después, cuando seguía preparando una obra de teatro que se llamaba El hombre sin cara, el cielo ennegreció y se desató una tormenta, El hombre sin cara estaba ensayando en un galpón que había convertido en sala y se dio cuenta que era el cumpleaños de su querida y debía pasar por la florería. Olvidó su paraguas. La lluvia fue tan fuerte que borró las facciones que tenía dibujadas. Fue tanta el agua que cayó, y tan lacerante, que llegó a borrar incluso las que habían dibujado sus padres. La ciudad se inundó de agua y el semblante del hombre sin cara de tinta.

Las cejas se despintaron, cayeron sobre la nariz en una mancha que ya no tenía límites claros, la nariz se desparramó sobre lo que hubieran sido sus mejillas como si fueran los redondeles rojos de un payaso, y la boca cayó hasta la punta del huevo que debería haber sido su mentón. Aún así llegó a comprar el ramillete de flores para festejar el cumpleaños de su pareja.

Así que entró en su apartamento con las rosas y su pareja empezó a gritar. En vez de decirle que su cara se había desfigurado por el agua, le tiró un trapo y dijo que no podía seguir en la situación en que estaban. También le dejó en claro que era una maldición para sus padres, y para su primo lejano sin dudas, y que evidentemente tenía serios problemas psicológicos que había tratado de advertirle que fueran enmendados. El hombre sin cara sabía que tenía algunos problemas por no haber tenido cara, pero no eran nada comparables a los que tenían los demás. No había manera de explicar su vida.

El hombre sin cara terminó llorando y temblando en su apartamento frente a su pareja que le anunció que lo abandonaba y que se iba bien lejos porque su madre había comprado un pasaje para llevársela de viaje y alejarlo de él lo más rápido posible.

Solo en la casa, el hombre sin cara fue a una caja de madera que tenía en el placard, la abrió y sacó el certificado de hombre sin cara que le habían expedido el estado argentino hacía muy poco tiempo, mientras conocía a la que ahora era su ex pareja. No era el único, pero otros simplemente tenían un huevo en vez de cara, y desde niños andaban así, con una tez oscura, a veces con llagas de restregarla contra la pared para tratar de sentir algo de forma directa, otras veces bronceada por el sol, cuando elegían vivir alejados de la sociedad. Sabía que algunos sentían tanto que elegían esconder la cara en algún armario.

Con el certificado de hombre sin cara, y sin parar de llorar, el hombre se dirigió a la cocina, abrió la hornalla y quemó el certificado, que incluso le había sido entregado por su querida cuando llegó por correo. Luego tomó el jabón blanco de lavar la ropa, fue al baño y comenzó a lavarse la cara, hasta que no quedó ni las cicatrices de las repetidas manchas que había dibujado su madre hace tantos años, y las que él había vuelto a marcar tantas veces con ahínco; las que parecían ojos, una nariz y una diminuta boca, que él mismo había aprendido a fruncir haciendo esfuerzos desmedidos, como el mejor contorsionista, se fueron alisando y la cara quedó casi como un huevo rosado, enrojecido en su totalidad ahora y no sólo en algunas partes por la fricción del jabón y la de sus propias manos. El huevo que tenía de cara parecía ahora un gran ojo restregado.

Fue a una psicóloga, de ascendencia griega, que le dijo, como si fuera el mismo Zeus, que nadie debía quererlo si no quería estar con un hombre sin cara. No era una obligación que su ex pareja lo quisiera; con eso pareció estar descubriendo América la mujer. Luego fue a otro que le dijo que el mundo era injusto. Y que él debía ser descendiente de los primeros homínidos fallidos, esos que relataba el Popol Vuh, con caras yermas como la suya.

Desesperado, visitó a un homeópata que le dijo que tomando unas gotitas de un líquido podría empezar a recuperar sus rasgos. Todos los defectos del hombre sin cara que no tenían que ver con no tener rostro comenzaron a agigantarse ante él como terribles pesadillas que se proyectaban en la pared desnuda del apartamento donde vivía. Necesitaba salir de ese lugar cuanto antes.

Se había dado cuenta del gran sobreesfuerzo que estuvo haciendo toda su vida para encajar, para salir adelante, porque él era el primero de todos que sabía que en lugar de una cara tenía una planicie que tuvo que aprender a domar para expresar sus variadas emociones. Al principio golpeaba con su cabeza la de los demás, para dar a entender que le gustaban. Algunos, y con razón, lo tomaban a mal. Descubrir lo que ya se sabe es lo más aburrido del mundo. Y la tristeza y el sopor de lo monótono inundaron al hombre sin cara. El futuro estaba vacío.

Como el agua ahora parecía perseguirlo, el día que salió de su apartamento dispuesto a conquistar el mundo otra vez no paraba de lloviznar. En las calles céntricas de Buenos Aires, trató de encontrar a otro hombre sin cara, a una mujer sin cara también, pero fue en vano, todos parecían haber escapado de alguna manera de ese lugar. Sabía que no todos los hombres sin cara tenían cabeza de huevo, así que andaba mirando a los que tenían sombreros, a las que andaban con paraguas escondiendo la cabeza, a las niñas cuyo cabello parecía de utilería, a los niños que llevaban máscaras aunque no hubiera ninguna fiesta ni era carnaval, a los viejos que tenían una pipa más grande que su nariz, y más que nada, a los tatuados, con cuidado, porque algunos decían que traían mala suerte. Pero nada.

Entonces trastabilló y cayó en una zanja sucia, ya cuando estaba por el barrio de Palermo, y había caminado más de cinco kilómetros de donde vivía. Ahora sus facciones eran un caos organizado por el barro de la zanja. Pudo verlo en el baño de un bar y luego se alejó para meterse en el estudio donde estaba ensayando la obra. Juntó fuerzas y con la cara que parecía ser un lodazal, pero guarecido esta vez de la lluvia y de las personas, comenzó a proferir el discurso que había preparado para la obra que iba a interpretar con su amada ausente.

Odiaba realmente más que nunca a su primo lejano. Estaba dispuesto a ir a buscarlo y arrastrarlo de los pelos por todo su viñedo de uvas agrias. Pero él no era así. Sabía que la vida se desplegaba, se alisaba, se contraía, se ahuecaba, arrugaba, se desprendía y que esa verdad era inherente a todo, como si lo que lo separaba de su primo lejano fueran esas tierras resecas y partidas que generan las sequías. Y pensó que esa terracota inutilizable era la que tenía su primo en su corazón.

No había nadie en el galpón que usaba de sala de ensayo. Las ratas paseaban por las vigas y sorteaban los reflectores. Las palomas anidaban en el techo de zinc.

El hombre sin cara se mantuvo de pie una hora e interpretó todos los papeles de la obra que había escrito. Luego advirtió que por el techo, que debía estar agujereado, caía un pequeño hilo de agua. Caminó hasta el agua azul verdosa y dejó que lo salpicara para darle así un nuevo aspecto a su redondo y liso semblante. Entonces buscó una vieja silla de madera que había en un vértice de la habitación y se sentó. Levantó su mano derecha, extrajo de sus bolsillos un marcador y dibujó una cara en cada una de las yemas de sus dedos.

Una yema sonreía, la otra expresaba frustración, en el dedo medio había una asombrada, una frívola la seguía y en el meñique una carita absorta. Se quedó mirando su meñique por mucho tiempo, hasta que logró que la cara absorta comenzara a moverse.

De alguna manera, logró que la piel de su dedo meñique se estirara, cambiara de forma, comenzara a hacer una transición entre las caras que estaban dibujadas en las otras yemas. Y se distrajo tanto con eso, que la noche sobrevino, el día, las semanas, los meses y enflaqueció hasta quedar hecho un esqueleto. Un día su cabeza se desplomó del peso.

Lo encontraron, hecho un esqueleto, sin piel y con la cara que los médicos habían dicho que tenía bajo el huevo que debió contener una cara. El rostro descubierto, como el de los demás humanos, era único, y hasta en la deformidad de la muerte conservaba la pasión que lo había guiado en sus pasos por este mundo de gente que, en general, llevaba una cara bien visible.

Y así termina el relato de la vida del hombre sin cara.

Por Adrián Gastón Fares

Mis audífonos nuevos

Cronología del desastre

Cronología del desastre

2007-2011 Filmo Mundo tributo con Leo Rosales, realizamos todo, es una producción independiente. Nos va muy bien. Estoy varios años distribuyéndola y nos va mejor. La película estuvo en BAFICI, y se vio en canales argentinos, brasileños y en festivales de muchos países.

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Por primera vez con audífonos en ambos oídos (como verán). Año 2012

 

2011-2012 Un otorrino me envía a sacar certificado de discapacidad y me da audífonos por primera vez en ambos oídos. A la semana de entregado los audífonos me voy a Ushuaia a realizar un trabajo audiovisual. Voy con un camarógrafo que me dice que yo no quiero escucharlo. Me hace poner mal hasta las lágrimas en el hotel. Vuelvo, con dolores terribles en el oído en el avión, y edito el trabajo (que llevo meses) y lo termino.

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Yo en «el Fin del Mundo», Tolhuin, Tierra del Fuego

 

2013-2014 Entre algún que otro videoclip, provistos por gente que me ayudó como pudo, con los audífonos mal adaptados y sin saberlo, me pongo a realizar Gualicho de manera independiente. Para eso pido una cámara, realizo el storyboard. La cámara, por decisión del gobierno de ese entonces de cerrar importaciones, una cámara muy barata y chiquita, pero que servía para filmar un largometraje independiente, queda afuera; quedo a merced de un estafador que vive en Miami. Mi pareja tiene que hablar con él porque yo no me animaba a hablar por teléfono por temor a no escuchar bien. Meses para solucionar la estafa. No puedo ir al campo donde iba a filmar la película, estoy solo tratando de salir adelante con lo que me apasiona y estudié. Hago un casting solo con mi pareja (nadie vino a ayudar).  Fue un casting peligroso… Trato de seguir adelante luego de la tensión de la estafa y la adaptación a los audífonos. Pruebo la cámara filmando Cine sordo y otro cortometraje. Incertidumbre. Falta de autoestima. Desastre total. Termino solo y arruinado. Crisis de identidad. Me voy a buscar la solución a algo que ya tenía; era sordo (pensé que podía ser autista o tener Meniere) El momento más horrible de mi vida.

 

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Scouting de Locación para Gualicho cuando quería hacerla independiente. Merlo, Buenos Aires

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Otro Scouting de Locación para Gualicho de esa época

2014-2016 Psicólogos por primera vez en mi vida, psiquiatras, luego de un trabajo en una Obra Social en el que no me daban ninguna tarea, en un entorno hostil, donde llegué a estar en una habitación oscura sin baño, termino yendo por las tardes a un Hospital de Día (del centro, el de la Clínica Banfield)

Estaba sufriendo pero bancándola en la Obra Social hasta que me llegó una carta terrible que me pintaba como un monstruo terrible de alguien que yo apreciaba. Caigo en el abismo que explico en el párrafo anterior. No debería haberme llegado esa carta como discapacitado nunca. No era la manera de actuar en ese momento y mi familia y cualquiera que me quisiera de verdad debería haber evitado esa forma de comunicación.

Sigamos. Algunos decían duelo prolongado. Otros estrés postraumático. Terminó empastillado, tomando medicación por primera vez en mi vida para dormir y estar sedado -y un poco de antidepresivo y clonazepam- que no pude dejar hasta el día de hoy (aunque ya no creo en psiquiatras en lo más mínimo; menos en psicólogos para discapacidad) Me voy de viaje solo al sur. Un día me despierto y toda la comitiva se había ido de excursión sin que me entere. Me anotó a cursos y carreras, voy a un taller de guión para perfeccionar Las órdenes, otro de mis guiones de largometraje que pienso dirigir.

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Cuando me sacaron de la oficina solitaria y oscura por lo menos me mandaban a llevar muertos al Correo.

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Mi trabajo en la Obra Social con la estimada zorra multiuso

 

2016-2017 Las órdenes queda seleccionada en Colombia, me voy a Colombia a un taller de guión internacional (la única alegría que tuve en estos diez años desde que me dieron discapacidad) Buena gente, comprensiva. Reescribo mis novelas mientras trabajo en la Obra Social. No duermo y reescribo Gualicho, largometraje La presentamos con Leo a Ópera Prima 2016. No gana. La volvemos a presentar con otra productora presentante, que no hizo nada más que lo que yo ya había hecho, meses después yo reescribo el guión otra vez sin dormir y yendo trabajar a la Obra Social, mientras luchaba hace cuatro años para que me den los audífonos con amplificador en el oído que había pedido Magalí Legari, la fonoaudióloga que se dio cuenta que de que no había sido tratado bien en mi falta de audición.

La misma Obra Social donde trabajaba me hizo recorrer cielo y tierra hasta que me dieron los nuevos audífonos más potentes bajo amenaza de una médica del Hospital Guemes de que si era no era así cuánto antes deberían darme implantes urgentes y de un amparo que yo escribí y envíe a la Superintentendencia de Salud (recién me los dan a fines de 2018)

2017 Me acusan en el trabajo de no ir a retirar un sello durante mis vacaciones (sic, sí es así) Me cargan por no escuchar el timbre de la puerta y volver a tocar para que me abran desde afuera cumpliendo mi trabajo de cadete administrativo (en algún momento por suerte, me empezaron a mandar a todos lados, Edesur, Correo, Panadería, pagar las cuentas personales de los mismos empleados, en fin… cosas que hacen la mayoría de los sindicalistas) Dejo el trabajo en la Obra Social, ante el maltrato recibido los cito a todos en el INADI donde los ponen en su lugar, mientras mi pareja de ese año llora como una niña adelante mío por primera vez porque nota que necesito los nuevos audífonos cuanto antes (no escucho nada cuando me quito los audífonos en la cama; es así, que le vamos a hacer; en la cama me tienen que mirar a la cara sin audífonos y si no no entiendo). Salgo bastante triste del INADI y pido que no se tenga en cuenta para un juicio y digo que sólo quería que el maltrato no se repita en otros discapacitados.

Un buen abogado me ayuda a zanjar la cuestión sin juicio ni nada (no quise hacer juicio y lo del INADI me pareció bien). Mi abogado igual creía, y lo respaldo aunque no lo hice para evitar malos tragos, que era para juicio.

Justo ganamos el premio Opera Prima Largometraje de Ficción 2017 por Gualicho con Leo Rosales como productor ejecutivo, yo como autor, guionista y Director (y la desastrosa productora presentante, Pamela Livia Delgado; pueden escuchar un audio de cómo nos trató ella en el sitio de YouTube de Corsologia)

Empiezan mis peregrinaciones al INCAA a pedir buen fin y justicia, mientras Pamela y el mismo INCAA me tratan a mí y a Leo Rosales de manera coercitiva. Me mandan a reescribir el guión para hacer todavía más barata una película barata (negligencia de la productora) Lo hago. Desastre personal otra vez. Pierdo calidad de vida, pierdo otra vez, incluso con un premio. Parece ser otro desastre del país, político también. Falta de un Ministerio de Cultura, falta de conciencia y sensibilización sobre la discapacidad (colaboro con el COPIDIS mientras estoy en la Obra Social, donde me ofrecen un trabajo nocturno de guía de tránsito, en fin) Pero lo del premio es otro desastre institucional del país, más o menos como lo de la estafa por querer comprar una cámara barata que no se conseguía acá y que se les ocurra cerrar las importaciones en 2012-13.

Escribo y desarrollo totalmente Mr. Time, un nuevo largometraje fantástico (2018-2019). Al concurso Blood Window que ganó Gualicho, mientras trabajaba en la Obra Social, había enviado también Embrión, otro largometraje en desarrollo, La venta un cortometraje largo. Tres guiones en los que trabajé día y noche mientras estaba de cadete en la Obra Social (ganó el largometraje; Gualicho, quién diría)

2019 Sigo sin inclusión, con el tinnitus, mis audífonos nuevos al cohete desde el 2018, luego de tanta lucha, sigo en el desamparo, yendo al INCAA a buscar justicia como este viernes que fui solo; hago público el destrato de mi familia y negación que justamente ocurre desde 2012 en adelante con más ferocidad (momento en que por primera vez en la vida llevo audífonos en ambos oídos luego de estar con una mala praxis de unos cuantos años al no ser tratado por mi sordera)

Sin futuro ahora, pensando qué hacer. Los diez años más duros de mi vida en todo sentido, algo que con un poco de justicia social, sentido común familiar y compresión del hostil círculo afectivo del momento más duro de mi vida se podría haber subsanado. Noto que pocos sordos tienen una historia tan tortuosa como la mía y me preguntó ¿por qué?

Tengo cuarenta y un años y la vida se me hizo justamente más difícil cuando me dieron el certificado de discapacidad en 2012, a los treinta y pocos. La gente fue durísima conmigo; todos. De los treinta y pocos en adelante mi vida fue una segunda sobreadaptación, la peor de todas. Ahora, mientras sigo tomando medicación que ni sé si debo tomar, pienso en la eutanasia como algo no tan horrible, más bien es algo que en Holanda y en otros países se puede conseguir con un poco de ahínco 🙂

por Adrián Gastón Fares (24 de Agosto de 2019)

 

 

Carta sobre la tremenda negligencia con un premio que he ganado.

Como sigo viviendo este agravio institucional y total negligencia de autoridades, quería publicar esto que he adjuntado al expediente de Gualicho para hacerlo publico. A la vez, como si este blog fuera un experimento, y ante el total desconocimiento de la ley de Cine y de los derechos de las personas con discapacidad que estoy padeciendo (que tiene un alcance internacional, según entiendo, adjunto aquí mi Certificado Único de Discapacidad) No puedo tolerar más los maltratos, las incomprensiones y la negligencia absoluta de las personas y las instituciones públicas argentinas. Y me parece un buen ejemplo para la o el que esté viviendo algo parecido, porque cuesta hacer valer estos razonamientos en cualquier país (y más en este) A estas alturas parezco el personaje Herzog, de la novela homónima de Saul Bellow, con estas cartas nefastas. Sepan disculpar, pero es ciertamente necesario.

14 de Agosto de 2019, Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Gualicho Ganador Opera Prima Largometraje de Ficción

Expediente 8471/17

Estimados,

INCAA (Instituto de Cine Argentino y Artes Audiovisuales)

Presente

Gerencia Jurídicos y Presidencia INCAA

Dejo constancia, adjuntando mi Certificado de Discapacidad Único (CUD) de que consideramos un agravante que Gualicho, todo mi trabajo como Autor, Director y Guión para Gualicho (incluso el de desarrollador inicial y, por lo tanto, productor también) no llegue a buen fin con el descargo que presenté el 1 de abril de 2019 (Pedido de buen fin, cuanto antes, por mi falta de inclusión)

La manera en que fue tratado este premio Ópera Prima está en contra  de la ley 22.431    de Discapacidad, así como los artículos de la Ley 26.378 de la aplicación de la Convención Internacional de los Derechos de las personas con Discapacidad y su protección, inclusión, no discriminación e inclusión social. Lo que viví hasta el momento, con las dilaciones que el mismo INCAA puso en el camino, es totalmente negligente, por lo que considero las mismas, y a dilación aún corriente, como un grave perjuicio y daño moral y psicológico a través de los derechos nacionales e internacionales que me defienden.

Repito, es un daño y perjuicio tanto moral  como psicológico a mi persona lo que he vivido con INCAA hasta el momento (y las consecuencias que tuvo para mí, un ganador de un premio Opera Prima como Director; fui en que contestó al llamado que ustedes hicieron, por lo que considero como Fraude el accionar de los funcionarios involucrados en el mismo, más la actitud de no lograr un buen fin en trámites en que hemos sido asesorados por los mismos empleados del INCAA desde que salió el premio en 2017; incluso he expuesto a transparencia mi Discapacidad Auditiva solucionada con audífonos y también se la he explicado a la productora presentante, Pamela Livia Delgado, de que era delicado el tema de quitarme un premio y no dejarme crecer ni profesionalmente, laboralmente y creativamente, luego del gran esfuerzo que significó para mí escribir, desarrollar enteramente y trabajar en Gualicho)

Vuelvo a pedir con valor de URGENCIA que cuanto antes pueda seguir con la preproducción y producción de mi proyecto Ganador de Opera Prima Largometraje de Ficción BW INCAA.

Y si no se hará público el accionar, además de iniciar las acciones legales nacionales e internacionales, que se prestan a estos casos de mal asesoramiento, falta de transparencia, falta de decisión moral y ética en una institución pública como la que ustedes presiden.

Pido continuación URGENTE de la preproducción aún iniciada de mi película Gualicho, puesta en valor del premio como Autor, Guionista y Director, y el traspaso, según los ajustes necesarios más la actualización a mi persona, a Leo Rosales o productor responsable para la finalización del largometraje premiado. De otra manera, deberé iniciar las acciones requeridas para denunciar el delito que este expediente testifica.

Saludos cordiales,

Adrián Gastón Fares

Diseñador de Imagen y Sonido (UBA)

Autor, Guionista, Director y productor de Mundo tributo (con Leo Rosales) , Gualicho (Ganador como Guionista y Director Opera Prima Largometraje de Ficción) y Mr. Time

Certificado de Discapacidad Director de Cine Ganador Premio INCAA

CUD Certificado Único de Discapacidad Adrián Gastón Fares

 

INCAA (Instituto de Cine y Artes Audiovisuales Argentino) Novedades

Sigo explicando lo que me están haciendo vivir unos irresponsables por un premio que gané.

Traté de suprimir lo innecesario y corregí algunas cosas para resaltar otras.

Aquí hay una petición que hicieron para el caso en Change:

Petición Justicia Change

¿Cómo puedo entender que habiendo hecho una película independiente con mi dinero y el de Leo Rosales, que conocen todos (los mismos empleados del INCAA, la aprecian; estuvo en BAFICI, en medio Latinoamérica, Europa, Estados Unidos) traté de regularizar mi trabajo en cine, presenté a un concurso, gané y no me dejen filmar por no ponerse a trabajar administrativamente (y más que nada creo a estas alturas por ocultar el trabajo de una productora presentante que tiene relaciones COMERCIALES con una Gerenta)?
¿Cuánto tiempo puede llevar poner las cosas en orden? Van casi dos años.
Yo solo quiero filmar lo que tanto me costó crear. Quiero que me dejen demostrar lo que aprendí.
No hay ya aprecio al trabajo y menos que menos piedad por mi situación particular con la discapacidad auditiva que me hace repensar el día a día de manera diferente a como piensan otros (trabajé sin cobrar en mi propia película, debería poder pagar un smartphone que se conecte a los audífonos para escuchar llamadas; no tengo porque no lo puedo pagar) No puse la discapacidad auditiva en el CV, ciertamente. Pero la paciencia de uno se agota. Más que nada por que lo que queda a uno son opciones desagradables para hacer en vez de hacer lo que uno estudió, aprendió, ofició, lanzó, emprendió, sabe hacer, o la palabra que sea que describa el escribir, el desarrollar, el dibujar storyboards, el hacer guiones técnicos, propuestas estéticas, sinopsis, propuestas de públicos, castings, locaciones, propuestas estéticas, presupuestos reales, y todo lo que conlleva presentar a un premio que hacen los DESARROLLADORES.
Pero en el expediente de mi película, Gualicho (y la de Leo Rosales, también) está mi trabajo entero sin cobrar un peso (sumado por la productora presentante, Pamela Livia Delgado, para justificar gastos; la dejan hacer en INCAA de esta manera, destruir el trabajo de meses, años; es hacer pasar el trabajo de uno por el de otros)
Esa diferencia de lo que vivo es la que puedo ofrecer a un cine argentino detenido en el tiempo.
Lo que también puede ofrecer Leo Rosales, como productor ejecutivo, que se jugó con Mundo tributo también.
Pero Leo trabajó conmigo en Gualicho. Reviendo el proyecto, tirando ideas, viendo caminos, asistiendo a reuniones.
Después, nos encontramos con productores especuladores (no todos) que sólo aparecen cuando pueden quedarse con el dinero de una película. Estrenan, cobran, si le va bien o mal, la miran 600 personas: no es su asunto… Perdón, no es esta mi lucha, mi intención porque quiero que haya diversidad en el cine, como sabrán si me leen, pero es la que me ha llegado también. La que hace sufrir también a otros que ven su trabajo vulnerado.
También están los otros productores (y productoras) que quieren arañar un premio porque saben como sacar una tajada. No te hablan ni A de lo creativo, de lo que escribiste, ni de nada. ¿Qué les interesa? ¿Hace falta que lo diga?
¿El director de cine? ¿El productor creativo? ¿El esfuerzo? ¿El trabajo? No han existido nunca.
Son un viejo chiste. Una excusa para hacer desaparecer al verdadero cine. ¿El verdadero cine argentino, no? Sin responsabilidad. Sin la responsabilidad que uno tiene al jugarse todo por algo que creó: al dedicarle horas y dinero.
El problema es la libertad que dan para usar el poder a los poderosos de siempre. A los que son testaferros. A los que saben casi nada de cine y algo de Excel.
Crear es tomar decisiones. La justicia es interpretar la ley.
Acá no hay justicia, no hay pensamiento.
No hay aporte de una institución que te manda a trabajar por un premio que no está bien sustentado. ¿Para qué entonces? Es para ellos. OK. Para que sigan viajando y digan que hacen.
Trabajamos gratis para ellos y ellas.
Sin el premio de los tontos, que es: Aunque sea poder filmar tu película.
Ni si quiera en las bases está reglado que le paguen al director, ni al desarrollador de la idea. Nada. Directores; guionistas; productores creativos, con estas bases y con esta política institucional: no existen.
Solo existe el abuso de poder, la mala información,  la intransparencia, las negligencias que tienen consecuencias sobre los más desfavorecidos por la desigualdad.
Ahora van a implementar un sistema online para los expedientes en INCAA. En realidad, ya está en funcionamiento.
Queremos verlos a todos. Los expedientes.
El INCAA es un ente autárquico. Público. Parece ser monárquico. No autárquico.
No tengo nada más que decir.
Por Adrián G. Fares.
Postdata 1:
Antes las personas que me han visto sufrir y luchar sin hacer nada:
Ralph Haiek, presidente del INCAA (que no tiene Vicepresidente), me debe una disculpa. Me contestó de manera inaceptable para un pedido pacífico como el mío. Me palmeó en la espalda para sacarme de encima. Respeto su lugar, pero no se actúa de esa manera.
Lisandro Molinas, Sub Gerente de Jurídicos del INCAA (sus empleados dicen que es Gerente), lo mismo, tiene retenido el expediente y no entendemos por qué.
Lucas Lehtinen, Gerente de Administración (y Jurídicos?) dijo que ante mi situación (discapacidad auditiva, falta de trabajo, inclusión, injusticia con un… premio) iba a hacer algo. No hizo nada.
Viviana Dirolli, antes Gerenta de Fomento, ahora promovida a Gerencia de Internacionales, ex socia del estudio donde trabaja la productora presentante de mi pelicula (me hicieron enterar; Cepa Cine, Cepa Audiovisual). Bajo sus órdenes y en su Gerencia, no me dejaban ver por meses el expediente de mi propia película (está en el expediente)
Presenté un pronto despacho. Van meses del pronto despacho… Así las cosas. Argentina. Instituciones que no cumplen y despilfarran el trabajo ajeno.
Para que entiendan más la nefasta situación.
Aclaración. Cuento en detalle para que puedan ustedes también comprender.

Postdata 2:

¿Por qué no se pudo aún después de tantas penurias por un… premio?

Recapitulemos primero.
A nuestro universo entra una productora presentante desde el momento que me dijeron siempre en INCAA (se llama mala información eso) que no podíamos presentarnos al concurso por no tener puntaje por Mundo tributo (sí, una película que emiten canales del… mismo INCAA, otros nacionales, que fue vista en festivales de cine de muchos países, y que fue realizada de manera independiente, con nuestro dinero, por Leo Rosales y el que escribe; fuera del INCAA)
Por lo tanto INCAA nos obliga a buscar un tercer productor (o no podíamos presentar)
Ahí nomás aceptó la responsabilidad, Pamela Livia Delgado, con el aval de Cepa Audiovisual y Chinita Films.
Ganamos. ¿O Ganó? No sé. El INCAA decidió no poner a director, autor y guionista en la resolución del premio pero el llamado a concurso fue a…: Un director que no hubiera estrenado una largometraje de Ficción en el territorio argentino. Eso es Ópera Prima de Ficcion. Ok. A eso respondí mandando la película en la que llevo trabajando años: Gualicho.
Pamela Livia Delgado firma convenio en 2017 con Ralph Haiek, presidente del INCAA. En ese convenio también figuro yo como autor y mis porcentajes de ganancia.
En mayo de 2018, Pamela Livia Delgado, cobra el dinero de la preproducción de la película en su cuenta bancaria.
El INCAA le pagó por el premio a Gualicho: sin haber entregado la documentación necesaria nunca (fecha de inicio de rodaje, locaciones , etc.; pudimos descubrir)
Resultado: hacernos trabajar a mí y a Leo Rosales gratis, como si hacer una película no fuera un trabajo (una película cuyo proyecto, llevado adelante completamente por el que escribe y por el productor ejecutivo Leo Rosales, fue premiado por el aparato llamado OPERA PRIMA Blood Window INCAA, bajo la LEY de FOMENTO DEL CINE, que incluyó jurados internacionales y varias vidrieras que también significaron gastos para nosotros) Resultado 2 de este sistema brutal: pase libre para ejercer poder coercitivo, ejercer maltrato impiadoso hacia nosotros, especulación total con la película y nuestro trabajo.
Este desdén hacia el trabajo de desarrolladores, escritores, guionistas, autores, este menosprecio que vivimos hasta ahora por la “productora INCAA” y otros que siguen ese patrón es intolerable.
INCAA gualicho injusticia adrian gaston fares leo rosales
Adrián Gastón Fares, 29 de Julio de 2019
PD: ya les contaré si hay novedades positivas.

Simplemente

Hoy simplemente quería dejar en claro que los sordos e hipoacusicos, como es mi caso (hace una semana me aseguraron que soy candidato a implante coclear; aunque espero poder usar los audifonos por mucho tiempo más; me cambiaron la vida) somos habitualmente maltratados por los demás, a veces los que más cerca están, los que deberían haber entendido, sin ningún tipo de herramienta consensual para prevenir o enmendar estos hechos. La sociedad no tiene reglas claras al respecto y no hay una politica de inclusión ni de construcción de una sensibilidad con respecto a las discapacidades y mucho menos con la sordera y la hipoacusia (discapacidad invisible)

Por lo tanto, me consta que tantos mujeres como hombres con diversos grados de pérdida de audicion sufren día a día por la falta de sensibilidad sobre el problema

Hemos visto marchas de todo tipo, incluso otras identidades han podido expresarse, pero el discapacitado tiene muchas cosas de las que preocuparse y la misma discapacidad genera que luchar por sus derechos sea dificil cuando no imposible.

Con una sociedad como la actual que es capaz de movilizarse por cualquier nimiedad pero que olvida, maltrata, abusa y destruye a los mas débiles no hay mucho que hacer.

La indiferencia mata.

Ser hipócrita mata.

La ignorancia mata.

El resentimiento mata.

La falta de sensibilidad mata.

Vivimos en el peor de los mundos posibles gracias a personas que pueden destruir con el maltrato verbal a otro ser humano y luego creerse a la vez abanderados de las mejores causas.

Hace rato que vengo pidiendo más concientizacion sobre los diferentes tipos de discapacidades.

La única manera de construir un mundo mejor es saber que una persona no es un medio sino un fin.

Mas derechos para los discapacitados. Mas conciencia sobre como son tratados.

Mas responsabilidad social.

Basta del maltrato a las personas que deben esforzarse por comunicarse.

Pensar cuesta leer.

Pensar cuesta pensar.

Nada más.

Adrian Gaston Fares