Un instagram para El sabañon.
No hay ñ en Instagram así que lo llamaremos El_sabanion.
Larga vida a la ñ!
Espero que estén bien!
Un instagram para El sabañon.
No hay ñ en Instagram así que lo llamaremos El_sabanion.
Larga vida a la ñ!
Espero que estén bien!
En el castillo de madera
Nos perdemos en cadena:
Avanzamos de la mano
Por un camino trillado
Y ante las terribles bellezas
Que destrenzan sus cabellos
Destrenzamos nuestras manos;
“Si te he visto no me acuerdo”,
Nos saludamos…
El sabañón
El coreógrafo y director de cine Busby Berkeley liberó a la coreografía cinematográfica del punto de vista del espectador teatral, aportando cenitales de efectos surrealistas, generosas a la imaginación del espectador. Desde arriba nos parece descubrir formas en el baile; lo que hay que tener en cuenta es que estas formas no las descubrimos casualmente sino que hay un director ahí que las diseño, que las pensó, porque sabía que nosotros íbamos a estar arriba, sabía que iba a pedir al camarógrafo una cenital.
Lo de Berkeley me hace acordar que también hay cenitales así en la vida real; creemos en lo que vemos, nos parece intuir algo interesante en alguna situación, pero todo puede ser un quesito, listo para que le hinquemos el diente.
Ahora, creo que el problema del ratón, y por lo tanto de todo explorador, no empieza en la muerte, en la caída del frío metal sobre el cuello, sino que el ratón no se da cuenta nunca que el metal cayó y sigue creyendo que está vivo; en el segundo eterno que dura el acto de su muerte vuelve una y otra vez a recorrer los mismos desagües y aparadores, vuelve a reproducirse, hasta que llega siempre inevitablemente el momento de comer de vuelta ese quesito y cuando lo hace muere otra vez para siempre.
Hay un único pensamiento que me consuela del miedo a morir, de que me pase lo mismo que al Estornudo, y es que fue tanto el tiempo que no estuvimos en este mundo, pasaron tantas cosas sin que ni siquiera nos diéramos cuenta, que volver de vuelta a la nada no debe ser algo por lo que debamos preocuparnos demasiado.
Voy al velatorio del Estornudo, vi la foto en unas necrológicas –me dieron un diario en la calle, un diario medio trucho, nuevo, y leyendo en un bar encontré de casualidad lo que tal vez buscaba–, y tengo que ir; pensé que si los tipos soldaban el ataúd sin una última mirada a lo que fue ese hombre era como sellar para siempre demasiados secretos –¿cuántas respuestas se lleva el Estornudo?
Entro a la cochería, recorro varias salas, me enfrento con unos cuantos fiambres y con personas desconocidas que tratan en vano de recordarme, hasta que me siento mal. Me siento mal porque estoy mirando ahora al Estornudo, labios pegados, párpados que dejan adivinar la esclerótica o la pupila, que es lo mismo porque ya está todo blanco o todo negro o amarillo, y porque las narices del Estornudo también están tapadas con el mismo pegamento y ya no quiero mirar. Me siento mal por otra cosa también: el Estornudo casi no tiene familia.
En la sala contigua a la que está el ataúd, dos viejitas lo velan con expresión ausente, se nota que hace tiempo que están, o que son muy cercanas, porque casi no hablan. Entra una chica con un cochecito ofreciendo cafés y las viejas responden que no, gracié.
–¿Amico di Roberto?
–Compañero de trabajo–me oigo responder.
La señora más bajita se levanta del sillón con un suspiro, se acerca, me besa nuevamente –ya lo había hecho al entrar– cada mejilla y sostiene mis manos.
–¿Lo viste en el cacon?…, poberelo…
–Bonísimo…, propiamente bono con nui toda la vita–murmura la otra vieja, que ya se levanta para saludarme.
Descubro que son la abuela y la tía abuela del Estornudo, descubro que son hermanas. Hablamos un rato, hasta que la conversación desencadena un compasivo silencio. Las mujeres se quedarán toda la noche. Les digo que las acompaño. Con una sonrisa me lo agradecen.
Saco un papel anotador y me pongo a trabajar para el guión que me pidió el jefe, ahora la productora independiente está mejor; me piden películas que se parezcan a las iraníes pero con marginados argentinos.
Tomo café y siempre acepto las macitas que trae la chica, que me sonríe tímidamente, como si estuviera de más sonreír en un lugar así, como si estuviera de más existir en un velatorio, como si ella conociera el secreto del universo o como si lo intuyera. Trato de garabatear alguna línea en la hoja cuando me detiene la abuela del Estornudo.
–¿Estiabuco?
–¿Cómo?
–¿Repasadore?
Me limpio. La vieja se sienta a mi lado y cuando deja el repasador en una bolsa, saca de ahí un monedero, y de éste un papelito. Me lo pone en la mano, casi separándome los dedos que sostienen la lapicera.
–¿Sabañone…?
Desde mi lugar puedo ver la sala contigua, la cabecera del cajón del Estornudo, veo la única corona, y por un momento el mundo brilla y aunque estoy sentado siento como si mis pies resbalaran por las frías baldosas; hasta que me doy cuenta que la vieja me mira las manos y se refiere a que las tengo coloradas e hinchadas por el frío.
Le respondo que sí, que se me hinchan los dedos con el frío. Veo que la tía abuela del Estornudo duerme. Siento que la abuela rodea mis manos con las suyas y las aprieta fuerte sobre el mensaje. Escucho que Tito, Roberto, el Estornudo, le había pedido que si le pasaba algo debía entregar el papel al primer hombre que lo iría a despedir.
Ya no escribo. Salgo de la sala y me quedo en el pasillo. Predomina el bordó en la decoración Las demás salas están cerradas, los familiares encerraron a los muertos y volverán para enterrarlos mañana. Me siento en un sillón. Hay un ascensor grande, demasiado grande, que pasa de vez en cuando desparramando una luz demasiado blanca.
Apoyo mi cabeza en la pared. Enfrente veo el pasillo y la escalera que me dejaría en la fresca, inocente noche, lejos del olor a crisantemos que se pudren. Cierro los ojos. Los abro. A mi derecha, pegado al sillón, está la puerta de otra de las salas del velatorio. Escucho cómo rechina la madera. Parece el viento, pero tal vez no. Entre tanta soledad y silencio es como si me soplaran la nuca.
Y ahora, a mi izquierda, de repente se cierra la puerta de la sala donde están las viejitas.
Es el viento. Un viento que sopla porque alguien abrió la puerta de la calle en la planta baja. Miro hacia el principio de la escalera. Ahí hay una cara. Una sombra con cara. Iba a dar un paso, pero al verme desapareció.
Era Marte.
Ya en la calle lo busco en vano. Regreso a la otra noche, la que comparten las viejitas.
por Adrián Gaston Fares
Aquí Von Kong reportándose desde el piso 34 de impresoras Riviera o Rivera como algunos le dicen. Si me asomo a las ventanas puedo ver el borde superior del cartel que dice: Crear nunca fue tan fácil. Impresoras Riviera.
Pero no hace falta que me asome, ya sé que está ahí bañando el cemento de la calle con esa luz verdosa, que se solapa con la azulada que proviene de un cartel de enfrente. Varias veces me detuve para apreciar este juego de sombras. Porque las luces se convierten en sombras fácilmente en esta ciudad de hierro y árboles. Ahora tengo otra cosa en la que fijar la atención.
Entre los ventanales ubiqué una jaula blanca que saqué del hangar que está en el subsuelo, la Zona 29 de Impresoras Riviera, repleta de creaciones extrañas pero inofensivas para el ser humano. El No-ser que tengo en la jaula es un hámster gigante. El pelo que lo recubre, bastante espeso, es grisáceo, aunque el blanco parece dominarlo en apariencia. Rechina los dientes pero no sólo eso, a diferencia de sus pequeños sucedáneos animales puede hablar. Es como un loro gris africano, aunque un poco más inteligente. Saluda con un rotundo ¡HOLA! a las empleadas de Riviera
¿Cómo lo atrapé?
El encargado de un parque de diversiones hizo la denuncia a Riviera. El No-ser estaba usando la Rueda de la Maravilla para ejercitarse. El hámster tenía el tamaño de dos seres humanos. La situación era grave porque había gente también dando vueltas en la rueda. Y algunos estaban siendo arañados y pisoteados por las garras del hámster gigante.
Así que me dirigí al parque de diversiones. Era una locura.
Habían detenido la rueda y el hámster con su fuerza descomunal la hacía girar igual. La gente gritaba en los asientos. Vomitaban. Uno se desabrochó el cinturón de seguridad y se arrojó al vacío.
No tenía ganas de subirme a la rueda, mi ayudante de turno estaba de vacaciones, así que directamente hice traer una vaca y la ubicamos en el terreno yermo frente al nuevo juguete del hámster gigante. Apagamos todas luces.
El No-ser siguió dando vueltas hasta que la vaca pegó un mugido de protesta –la habíamos encadenado. Bajó rápidamente, se tiró debajo de la panza del pobre animal y comenzó a roerle las entrañas, mientras movía las cuatro patas de alegría, como si fuera el ser más inocente del mundo.
Antes, me ocupé de inyectarle a la vaca EQUISED, un tranquilizante de animales, y agregué también una medicación específica. El No-ser quedó dormido con un enchastre encima de tripas asqueroso. Ya no era blanco como parecía desde lejos, sino marrón y rojo. Creo que no volveré a comer asado en mi vida.
Con la ayuda de uno de los socios del parque de diversiones lo traje hasta Riviera. Y como cuando trabajo en el piso 34 de la central suelo no hablar con casi nadie y me siento solo, y se me da por pensar en Taka y en hombre de cara larga, subí al hámster gigante en uno de los ascensores y lo puse en la jaula, para estudiarlo y entretenerme un poco.
Otro agente de Riviera dio con su creador, un veterinario aburrido. Le confiscamos su impresora bio-genética. El agente me contó que el hombre no paraba de llorar, mientras gritaba que el No-ser había sido alimentando con los perros muertos de sus clientes y que su creación era adorable. Aparentemente, el hombre extrañaba a los loros amazónicos que están extintos en esta época. Y amaba a los roedores. Todos estos problemas vienen de la infancia.
Así que aprovecho para advertirle a los lectores de esta misiva –ahora que sé que Adrián publica nuestra insólita comunicación en un blog– que tengan cuidado con los animales que les regalan a sus niños.
Lo mejor es que no les regalen ninguno.
Noté que la intención de Adrián es que escriba algo sobre una nominación que le hicieron por escribir en este espacio. Conozco el blog, aunque nunca le di importancia, porque en el futuro está en la Deep Web. Lamento informarles, queridos lectores del pasado, que los blogs no existen más en mi presente.
Desde que las impresoras generaron una revolución industrial y creativa, cualquier persona con ínfula de artista y con intenciones de acceder a una Riviera es minuciosamente estudiada por los Gerentes de la empresa.
Si el artista ha pintado, filmado, escrito, esculpido, compuesto, lo que sea, obras que denotan una imaginación febril, peligrosa, diferente a las de los textos escolares, no podemos darle la licencia ni venderle ninguna impresora bio-genética.
Así que la gente ha dejado de crear porque el sueño de la mayoría de los artistas en la actualidad, por no decir casi todos, es adquirir una de estas impresoras para ubicar en su garaje y deleitarse día y noche. Convertirse en un dios es tentador. Y convertirse en un dios cruel, como ya sabrán, todavía más.
Pueden verlo como la culminación de lo que ustedes, queridos lectores de los ya no existentes blogs, están viviendo. En el presente de ustedes todos son artistas, influencer, creadores. Pequeños dioses. La idea de convertirlos en grandes fue demasiado tentadora.
Si algo haga acá es seguir reglas y también hacer que se cumplan. Así que me he estudiado las reglas de la nominación de la que me habló, Adrián. Primero, agradezco en su nombre a Braindumblogic por la nominación al premio.
Antes de seguir, quiero contarles que he bautizado a mi hámster gigante con un nombre: Liebster.
El No-ser me observa ahora con sus dientes rectangulares y amarillentos mientras roe una horna de queso duro entera. Deja de darle vueltas con sus garras y habla:
–¡Holaaaa!
Lo observo mientras fumo un cigarro, descalzado, con mis pies sobre la mesa.
–Perros–sigue Liebster.
Y yo pensando en el hombre de cara larga con el que Taka se fugó. En los ataques que tuvimos en los últimos tiempos de esa guerrilla de No-seres. Es terrible para mí, ¿saben? Y encima Adrián está ocupado, con lo que no puedo contarle las otras cosas que ocurrieron. Es una pena. Para que ustedes puedan leer esto, a diferencia de las veces que puedo interceptar a la mente de Adrián y mandarle mis misivas, tuve que poseer a otra alma del pasado. La tecnología que sólo yo (y unos pocos más) conozco en el futuro para comunicarse con el pasado no es tan potente como para escribir por mi cuenta. La velocidad de la luz por ahora no ha sido científicamente superada. Aunque dicen que algunos No-seres… En fin.
–Sí, perros–le digo a Liebster.
–Perros–repite– Siniestro.
La esposa del veterinario estudiaba psicología, en voz alta, por las noches. Parece que leía a Freud. Algunas frases le quedaron prendidas a Liebster.
–Lo Siniestro. Peeeeerross–dice Liebster.
–Siniestro–repito yo como si fuera un loro pensando en el hombre de cara larga.
–Perrooooos. ¡Hooooola!–sigue Liebster.
Es una compañía este No-ser.
Tengo que responder ciertas preguntas y formular otras, así funciona la nominación a estos premios de la blogósfera. Ahí va. Voy a leérselas a Liebster a ver si aprende palabras nuevas. No sé cómo hace con esos dientes pero cada tanto silba un tango. Desconozco que tango es. Pero pareciera ser uno conocido. Volver o algo así. Estos veterinarios…
La nominación de Braindumblogic para este blog fue escrita en inglés, veo.
Ok. Let´s go.
First, I must answer this inquiry for Gastón (I mean Adrián, but sometimes people call him Gastón)
1) ¿Favorite animal?
Liebster. But he is a Non-Being. Not an animal at all. I like the freudian Liebster, albeit his yellow teeth are very awful.
2) ¿Best 2017 decision?
In 2017 I was not even a fetus, so I can´t answer this question. Sorry.
3) Favorite band or singer?
I like the domestic Non-Beings band called Los Pampas.
4) Levon. By Elton John. It makes me sing along.
Levon, Levon likes his money
He makes a lot they say
Spend his days counting
In a garage by the motorway
It´s a very beautiful song.
5) Saddest 2017 day?
When I saw the long faced man with Taka. That´s for sure. But it´s not in 2017. Non-Beings guerrilla are a powerful force in these days. My dear Non-Being Taka, who used to work for me, my old partner in inspecting Non-Being´s work, betrayed me and even sent me an army of snails with hallucinogenic powers.
6) Do you prefer loving or being loved?
I prefer loving. I could not be an inspector here at Riviera if I wanted to be loved.
7) Happiest 2017 day?
Again, I´m not in 2017. Not even in 2018. Sorry.
8) Thoughts about WordPress bloggers in general?
I guess they should start closing their blogs if they want to buy in the future a Riviera Bio-genetic Printer. Or maybe WordPress (what´s that?) bloggers should post things in the Deep, very Deep, Web.
9) How did you receive your blog´s name?
I don´t have a blog. I guess Adrian´s blog was named for a story he wrote that was awarded or something like that. I know also Adrian have chilblains, which means sabañones in Spanish, when he was a young student and that when he met his first girl, he didn´t want to take her by the hand. He was embarrassed by his own, red, hands.
10) Thoughts about Liebster Awards?
Here at Riviera they give me an award for destroying a Jesus-like No-being. Soon I will talk to Adrian about that story. I don´t know anything about the Liebster Awards, but I like the name and I call my giant hamster, Liebster.
Ok! Let´s go on.
This are my nominations. I´ve been reading Deep Web WordPress blogs.
1) All About Genetic Printers and Biogenetic Engineering.
This is a fine blog. It´s about the story of the man who invented the first biogenetic printer and the other one that stole him the idea, and how the original inventor spent his late days in prison.
2) Do Vampire Eat Blood Cakes?
A riveting blood thirsty blog about a gothic vampire. A not danger No Being. I had the pleasure of meeting him.
3) Los Gauchos No-Seres.
A group of Non-being´s Gauchos that makes exhibitions with horses. They play Pato, and another old gauchos games.
4) Craig Venter Was a Fool.
I guess I can tell you that I love my work in Riviera but this biogenetic guru almost destroy humanity. So is a good blog about this old, and wise, why not, scientist.
5) Monstrous Non Being and How To Create Them.
A blog full of scary, eerie, dreamlike and perverse, and mostly impossible things to create with a Riviera biogenetic Printer.
7) The Stars are Trees.
This blog is empty but I like it´s name.
8)Brave New World II.
A fandom blog about Aldous Huxley book. I knew its creator. He ask for a Riviera Printer License but was carried away by security guards.
9) Death Stars and Stephen Hawkins.
No brain´s blog. There was people very crazy writing in blogs. It´s all about death stars, but it´s about old Hollywood stars, neither the ones we see in the sky, nor black holes, nor supernovas.
10) I´m not your father, nor your mother, nor your Son.
This is a Non-Being Right´s Awareness Blog. Very cute…
11) Aunt Sofia´s Blog.
This blog has something substantive to offer. My aunt Sofia is still alive. This is nepotism, I guess.
She has a Deep Web WordPres´s blog. She is 122 years old now. I thought she passed away long ago. But she is alive and kicking and writes about how to cook Non-beings. Also about fashion. I don´t know where she lives. The blog don´t say anything about it. But now I feel less lonely.
This giant hamster never stop talking, even when he is now eating another giant cheese.
There is no question for my nominees. There is no more Liebster Awards in the future! So, what´s for?
Again, I´m sorry.
Wait. I have one question for all Bloggers, Writers, Artists, and Creators. You all are winners. Like my aunt Sofia: You deserve an Award each one of you.
You create for free. For nothing.
And, mutatis mutandis, you will not have in the future a Riviera Printer, you know? So…
WHY? WHY DO YOU CREATE?
Mi nuevo amigo, Liebster, grita.
–Siniestroooo
–Perro–le digo.
–Peeeerro–contesta.
Silba ese horrible tango.
With warmest thoughts from the future,
Von Kong.
Déjame,
corazón de las horas perdidas.
Lánzate al viento, capataz de las luciérnagas, y
aléjate del río de las sensaciones,
donde duermen los maestros.
Cede la bronca a las esclavas abejas,
abandona las grillas horarias,
aliviate de la busca de hidras en las zanjas,
acaricia las crines de tu caballo
aunque no tengas ninguno.
Egrésate del conteo de melenas
hay otra vez paz en tu reino,
donde semillas de amapolas.
Y encuentra en el suave declive,
el rostro de piedra de la flor,
luminosa es y cae como estas
ca
si
im per
cep
ti
bles
briz
nas
de
es
cu
pi
das
bri
llan
tes
Ahí, fulgúrate un futuro
estribándote a la mariposa alada:
hacéte un pic-nic en su polvoriento lomo.
Desmonta, donde el declive del terreno
rejunta a las corrientes de humo
encontrarás un árbol de ramas quietas
a pesar del viento alrededor
con una puerta diminuta bañada en oro.
Golpea,
verás como te recibe,
un pequeño y lampiño ratón.
Oh, pequeño ratón fetíl,
entregado a las fauces de una araña
avicularia avicularia
en una ignota veterinaria
por un mago secreto
de los que tantos pululan en tu ciudad,
de ternura impuesta,
y renacido en este árbol
para bien de toda la humanidad.
Oh, pequeña laucha
tranquilizadora de mentes enojadas como la de mi nuevo amigo
quien me llegó como quien
llega a un árbol de copa generosa,
cuando el camino de luz que está hecho para cansar
cumple su cometido.
Poseso,
pasaré a hablarte con el idioma de las ratas, que bien crees
desconocer.
Joven,
la mañana no es la gruta
no hay que postrarse aquí en el quieto árbol,
y si no encuentras otra manera,
piensa en la tierra de Ontario
en el Kaniatarowanenneh
donde el silencio es
tan maravilloso que las risas de las marmotas
salpican
agua fría.
Si puedes, olvida tu tierra
es una trampa:
no sabes quiénes te trajeron de la mano
hasta el lugar donde nacistes
no debes ser confiado siempre, joven pálido.
No creas que el aire está vacío.
El amor no es ciego.
Nosotros somos.
O te pensas que mis ojos fueron siempre dos ombligos,
tócalos,
siéntelos, ellos no pueden ver. Mi verdadera fuerza reside en no saber nada.
Déjame de cosquillearme.
No soy solamente tu infiel daimón.
Déjame. Déjate.
Es tarde y es verano,
¿recuerdas?,
en los manicomios de las bestias,
es hora de los talveses.
Cooonde
Al jubilarse, el solitario albañil Orlando levantó una casa en poco tiempo. Los techos altos, las ventanas anchas, el recibidor chico, la cocina luminosa, el dormitorio cálido, el baño grande.
Cuando la terminó llevó una silla de mimbre al recibidor, donde se quedó mirando complacido la calle vacía. Esa misma tarde compró un enano de yeso a un vendedor callejero que ubicó al lado de la silla de mimbre.
Ya no tenía que trabajar así que leía el diario, tomaba mate y jugaba solitarios. Solamente hablaba con su perro. Lo maldecía porque atraía a otros perros a la puerta de la casa.
A veces, también le hablaba al enano.
Un día, por salir a echar a los perros, Orlando encontró un espejo de maquillaje en la puerta. Lo tiró a la basura, pero a la semana encontró otro. También pensó en tirarlo a la basura, pero notó que el espejito tenía una firma: un beso rojo profundo.
El albañil Orlando decidió, entonces, hacer algunos cambios en su casa.
A la silla de mimbre del recibidor la puso en la cocina, donde antes, claro, rompió a mazazos el cemento que reemplazó por los vidrios de las ventanas de la calle, que en cambió tapó con unos ladrillos abandonados en el jardín. Ahora donde era la cocina podía apreciar el sendero de las lombrices, o ver ir y venir a los bichos bolitas y cucarachas. A la mesa de la cocina la ubicó en el recibidor, donde elevó la puerta de salida. Del lado de adentro, colocó una escalera de madera, que ocultaba detrás de la puerta del baño. El enano de yeso terminó en el jardín.
Al baño lo trasladó afuera, a la calle. Para salir no le quedaba otra que subir la escalera y saltar a la vereda.
Por un tiempo, no aparecieron más espejitos.
Pero un día, mientras hacía sus necesidades, vio por el ojo de la cerradura a una mujer que depositaba un espejito en la puerta del vecino. Y luego otro en la de al lado. Así hasta completar la fila de la casas que el ojo de la cerradura abarcaba. Y todas las veces, antes de desprenderse del objeto que reflejaba el sol, la mujer lo besaba. Apesadumbrado, el solitario albañil Orlando, un rato largo se tiró de la barba en la oscuridad de su improvisado retrete.
Esa tarde, tiró el nuevo espejito que la mujer le había dejado a él y, a la vuelta, dejó al sillón de mimbre en el dormitorio. Sacó los ladrillos de las ventanas, volvió a colocar las hojas de vidrio en su lugar, llevó la escalera al baño, que volvió a ubicar adentro de la casa, el enanito de yeso lo puso afuera, en la calle, en la vereda, donde antes había estado el baño. Dicho sea de paso, bajó la puerta a la altura del suelo. Orlando despertó aquella misma noche meando al enano de yeso.
Adrián Fares
el joven pálido
se erizó de sueños
y por las calles vagó
sorbiendo cemento
soleado
el que desayunó aires
por ahora no le preocupaba
mejor era bañarse
en las islas personales
que se separaban por el cemento
en esa mañana corriente
mujer era bañarse
en las islas personales
adónde vamos
quién soy
por qué
eran palabras que a él ya no le molestaban
y a las personas que se cruzaba
parecía que
tampoco
los caminos cruzados
caminos perdidos
i will write a story
about pain and glory
en la casa del conde
dónde estará?
dónde se esconde?
entonces piensa
las mentes deberían adaptarse
a cualquier felicidad
no importa de dónde venga
ni cuánto dure
la verdad
Cooonde
El joven pálido. I.
Qué mejor idea que salir a dar vueltas
por el mundo de las lombrices aéreas
las que simulan amistad
simular es un asco
fundacional
pateo los huesos de mi gata
y afianzado a mi polvo será bastón
paseo mi mirada
por este patio de tierra
plantado de sexos profanados
de enamorados todavía desencontrados
y busco a mi Diana
la que una vez me obligó
a pronunciar su nombre
hoy me escapo
a patear la tierra que hay arriba de la mía
a arrancar por los rincones
pedazos de corazones
para encontrar la rosa marchita
de la unión con mi Diana
los de los nichos
dicen que está en un recinto
-«sí, sí, sí, está en el museo»
donde se guardan las sobras
para que las lombrices aéreas más serias
-«sí, sí, en el museo forense, Joven»
aprendan a matar mejor y más rápido
en una pecera
el vástago flota
como ejemplo de derrota
de la vida terrenal
exuberante, inocente mínima flor
que quiero traer a mi regazo
junto a los disperos restos de mi Diana postrera
aquella quimera
de las tardes soleadas
entonces
gusanos
¡retrocedan!
que el joven pálido
ya quiebra las raíces
ya sale a la gris pradera
-«mírenlo, se va a buscar a su familia»
-«atrapen la imagen
en los coágulos secos en sus secas órbitas»
Que tal vez sean el mundo
-«tal vez».
Cooonde