Estoy sorprendido por la capacidad que tiene GPT (desarrollada por OpeanAI) para contar un cuento.
Simplemente se me ocurrió preguntarle:
Escribir un cuento sobre un árbol que se convierte en hombre.
Y esta fue su frenética respuesta:
Había una vez un viejo árbol en medio del bosque que había estado allí durante cientos de años. A pesar de su avanzada edad, seguía siendo un árbol majestuoso, con ramas que se extendían hacia el cielo y un tronco grueso y robusto. Pero lo que nadie sabía era que este árbol tenía un deseo secreto: quería ser un hombre.
Una noche, cuando la luna llena brillaba en el cielo, un rayo de luz cayó sobre el árbol. De repente, las ramas comenzaron a moverse y a estirarse, y las hojas se convirtieron en dedos. El tronco se enderezó y se hizo más delgado, y las raíces se convirtieron en pies.
Cuando el sol salió la mañana siguiente, los animales del bosque se sorprendieron al encontrar a un hombre en el lugar donde antes había estado el árbol. El hombre se frotó los ojos y se estiró, sin saber cómo había llegado allí.
Pero pronto se dio cuenta de que tenía nuevas habilidades y habilidades que nunca había tenido antes. Podía caminar, hablar y pensar como un hombre, pero aún conservaba algunas características de árbol, como la habilidad de controlar el crecimiento de las plantas y de moverse sin hacer ruido.
El hombre-árbol se aventuró a explorar el bosque, y rápidamente se dio cuenta de que había mucho que aprender sobre el mundo de los hombres. Aprendió a hablar con ellos, a trabajar con ellos, e incluso a amar.
Pero, a medida que pasaba el tiempo, el hombre-árbol comenzó a extrañar su vida como árbol. Extrañaba la sensación del sol en sus hojas y la brisa del viento en sus ramas. Así que, una noche, cuando la luna llena brilló de nuevo en el cielo, el hombre-árbol se paró en el mismo lugar donde había nacido y se dejó caer al suelo.
A la mañana siguiente, los animales del bosque encontraron un árbol viejo y majestuoso donde antes había estado el hombre-árbol. Pero si alguien prestaba atención, podía escuchar un susurro en el viento que decía: «No te preocupes por mí, estoy en paz ahora. Pero no te sorprendas si algún día me convierto en hombre otra vez.
Fin.

Cualquiera puede probar en https://openai.com/
Claro que es injusto decir que el costado cuenta-cuentos o narrativo de GPT-3 o 4 terminará con la escritura. Más bien estas herramientas, para mí, se combinarán con la inteligencia humana para crear historias mejores.
Pero claro, por ahora vemos que la historia no tiene conflicto (quizá porque no se lo pedí o mejor dicho especifiqué), como dijo un amigo. Vemos que el árbol se convierte en hombre por un rayo de luz (una suerte de Deus ex machina, como si la AI tuviera una influencia narrativa griega)
Por otro lado, como hablábamos con otro amigo (que no es una inteligencia artificial) por el lado del cine dentro de poco (ya lo decía Spielberg en una entrevista, entre otros) la AI podrá generar secuencias completas cinematográficas o disminuir enormemente el costo de filmar películas independientes.
Pronto vamos a poder escribir una escena y verla filmada.
En cuanto a los cuentos, me imagino a una persona solitaria sentada en su casa y que quiere que le cuenten un cuento sobre un tema elegido con sus variantes (yo solía pedirle a una tía abuela, entre mate y mate, que me refiera incontables cuentos de fantasmas) y tal vez la generosa y rápida AI sepa como matar la soledad de ese momento con ese frenesí de palabras. Claro que están Robert Aickman, Charles Dickens, M. R. James, Stephen King, Shirley Jackson, entre otros. Pero también va a estar la misteriosa AI.
Me pregunto cuáles serán los datos que la AI sacará de escritores que han publicado en Internet como yo, escrito palabra por palabra sin ayuda más que el diccionario, y si en el futuro usará el propio estilo para desarrollar los cuentos que queramos escribir. Algo que nos preocupa (en mi caso me intriga), como preocupa a los ilustradores que haya programas que puedan reproducir sus estilos (algo que causó una gran controversia, si no ver las reacciones de Santiago Caruso y otros ilustradores argentinos)
En fin, en el siglo XXI parece que la inteligencia artificial y los androides (creo que por algo decidí escribir mi última novela, Voraces y crear ahí una IA que es a la vez tontamente mucho menos y de manera aterradora mucho más que una hiladora de cuentos) son el equivalente de la carrera espacial en el siglo XX.
Lo que tal vez nunca sepamos es cuando llegaremos al fin de esa carrera.
Y esto abre preguntas que tienen que ver más con la evolución del ser humano y el cerebro (y de las computadoras) que con otros tipos de metas humanas.
Eso da un poco de miedo.
¿No?
por Adrián Gastón Fares (y GPT-3)
PD: La imagen de portada fue generada por la IA images.ai. La que acompaña al cuento por Deep Dream Generator.