Es la entrevista, completa, que me hicieron para la revista La Cosa como autor, guionista y director por el premio Blood Window a Gualicho. Obvio que contesté largo y tendido por e-mail y lo que quedó publicado fue muchísimo menos. No estaba claro el espacio que tenía. Ya que la escribí; la publico aquí entera. Fue una oportunidad para hablar del cine fantástico y el terror, oportunidad que pocas veces tengo (envarado por el premio como verán, hasta pensé a Darín para la película, jajaja; menos mal que no lo publicaron eso)
Por otro lado, agrego los bocetos del gran ilustrador Sebastián Cabrol, de Gabriel Quiroga y algunas fotografías para amenizar el texto. También quería destacar que el valor de los premios tiene que ver con las oportunidades de conocer a otras personas en el camino de hacer cosas. No sé si tienen otro.
«Una actitud demasiado pragmática no es productiva a la larga», Carlo Rovelli.
Saludos, Adrián G. Fares, 26 de Febrero de 2019
(Gualicho Ganador de Opera Prima Largometraje Primer Concurso de Cine Fantástico Blood Window INCAA)
– ¿Por qué elegiste este proyecto para tu debut como director?
Gualicho es la película que siempre quise hacer. Quería hacerla de cualquier manera, a toda costa, y eso era complicado para un proyecto de esta envergadura. Después de escribir el guión hasta llegué a hacer un storyboard en 3D con un software. Hice la casa y elegí los lentes con que filmaría. Movía muñequitos y las cámaras en la computadora de acá para allá y me llevó mucho tiempo y trabajo. Aunque más tiempo me llevó dar con el guión final.
Antes de Mundo tributo, que fue mi debut como director en un documental, un documental sobre personas que se transforman en otros, ya estaba la idea de Gualicho. Lo fui reescribiendo a través de los años y nunca perdí la fascinación inicial.
Cada vez que leo el guión de Gualicho es como si fuera a la vez el espectador. Lo disfruto. Mucho.
Para la última corrección del guión me senté a las seis de la tarde ante la computadora y cuando me di vuelta eran las nueve de la mañana del día siguiente. Se hizo de día y yo seguía ahí fascinado con Gualicho. Las horas pasaron rapidísimo. Ahí está la clave de todo.
Desde la idea inicial para llegar a la versión final de Gualicho primero tuve que cambiar yo, tuve que tener una concepción del cine, a través de la acción de estudiar, de mirar otras películas, de filmar y de vivir aventuras, me di cuenta que para una película cada párrafo, cada escena, cuenta.
No quería escribir escenas que fueran transiciones, las que están para hacer avanzar sólo la historia. Esa no es mi idea del cine.
Tuve que tener claro eso primero para saber qué clase de película será Gualicho y afianzarla. La estructura de la película es un organismo que debe desarrollarse a su manera, sin ninguna limitación más que la imaginación y las experiencias de uno.

Entrevista INCAA LA COSA. Comparto la nota con Lucila Las Heras, directora argentina del otro proyecto ganador del concurso: su película El Muglur!
Gualicho es un resumen de todo lo que aprendí en estos años, como estudiante, como espectador, como guionista y como realizador de cortometrajes. Fue más claro todavía que tenía una película única, original y con una historia emocionante. Siempre que cuento la historia de Gualicho en 30 segundos las personas se asombran, comienzan las preguntas, se entusiasman.
También hay pocos diálogos en la película. Prefiero un cine más visual que dialogado. Eso tiene que ver con como soy, tengo hipoacusia desde adolescente, por lo menos (por una anoxia en el momento de nacimiento) y recién fue detectada a los veinte años. Fue un largo camino el de asumir mi identidad y darme cuenta que no soy como el resto de las personas. Simplemente, no lo soy. Todos somos diferentes, pero yo tengo un plus de diferencia por mi discapacidad que sobrellevo desde los treinta años con el uso de audífonos que han tenido que ser más potentes cada vez más. Lo raro de todo esto, es que yo tenía pérdida de audición ya en la adolescencia, tal vez incluso antes, y nadie se daba cuenta. Pude reconstruir mi pasado a través de las cargadas de algún compañero, de ver cómo era yo y cómo eran los demás, remarcando que ya en la universidad, a los diecinueve años, era atendido por un otorrino, que negligentemente, no me recetó el uso de audífonos. Sé que tengo una mirada distinta que aportar al cine.
Y es ese entusiasmo inquebrantable es el que me hizo elegir Gualicho para que sea mi primer largometraje de ficción como director. Es el cine que quiero hacer y sólo pienso en hacer la mejor película posible. No tengo dudas de que así será.

Póster encargado al ilustrador Sebastián Cabrol para Gualicho (Presentación Ventana Sur Blood Window 2018)
– ¿Qué consejo le das a quienes tienen un proyecto y aún no se animan a participar de los concursos del INCAA?
Antes que nada uno tiene que tener un guión que lo emocione, que lo movilice, eso es seguro.
El consejo es que trabajen en la película. Un director tiene que poder escribir su propuesta estética y su visión para el resto del equipo.
Por otro lado, los concursos son oportunidades para ponerse una fecha de entrega, para que sus requisitos fomenten una producción de trabajo alrededor de tu película. Ahí saldrán las correcciones, las sinopsis, y uno empieza a ver otros aspectos como el diseño de producción, la dirección de fotografía, la de arte, vestuario, el sonido, la música, efectos especiales, maquillaje y edición.
Para todo esto el director debe tener una propuesta escrita que pueda pasar a su equipo, a partir de ahí se armará un presupuesto y los demás sabrán qué tipo de película será.
Confiar en otra persona porque el cine no es el trabajo de un solo y hablar de cómo convertir tu idea en un proyecto.
Convencer a otra persona de tu proyecto es el primer paso.
De ahí en más sólo queda trabajar mucho. Escribir, buscar imágenes para la propuesta estética, todo lo que puedas hacer por tu película. Y una vez que decidiste que esa película es para un concurso, trabajar en esa presentación y una vez que la presentaste y hasta que salga el resultado, concentrarte en otra cosa.
No nos imaginábamos que íbamos a ganar Blood Window para filmar un largometraje, nos parecía muy difícil. El nivel del jurado internacional asustaba un poco.
Sabía que había hecho por mi parte lo mejor para la presentación de Gualicho. Eso bastaba. Habíamos avanzado, igualmente en Corso Films, la productora independiente que tenemos con Leo Rosales, trabajamos en dos proyectos más a la vez para presentar a los concursos de Blood Window, un cortometraje, un desarrollo de guión para largometraje, que es probablemente lo que haga después de Gualicho.
Las presentaciones fueron un trabajo inmenso, y lo hice mientras tenía a la vez otro trabajo formal, digamos, así que fue extenuante. Pero lo hice todo con una alegría total.
Así que hay que animarse, estar atento, confiar en uno, entusiasmar a la gente y después tirarse de cabeza al concurso y seguir trabajando arduamente en otras ideas y proyectos.
En mi caso andar con un libro de notas siempre encima para largometrajes, series, para escribir relatos para mi blog, en fin, para seleccionar otras historias que se me van ocurriendo.
– Al ser un proyecto original, ¿cómo surgió la idea que se contará en tu película?
Hace diez años o más, en la casa de mis padres, mientras tomaba un café con leche un domingo, me pregunté qué pasaría si la muerte no fuera un tabú. Y más que nada, si no fuera una frontera de la que es imposible volver. ¿Qué haríamos?
Pensé que quería hacer una película que fuera una experiencia, que se sintiera como una vivencia.
Y vi a los personajes principales, los chicos y la familia entera, y sentí la fuerza que tenía Gualicho. Vi una casa de campo, y yo estaba en Lanús, donde crecí, pocas veces había visto el campo, así que iba a tener que ir al campo, otra no quedaba. Y me gusta la naturaleza así que era un aliciente.
Entreví que la adrenalina sería importante, como el tema de la familia, que ronda mis escritos, y que la comida también.
Los demás personajes fueron apareciendo con las reescrituras. Honorio por ejemplo que es tan importante en la trama. Me encantaría que fuera Ricardo Darín. Sería impactante verlo en un rol como ese.
Nunca pensé que iba a estar tantos años trabajando en ese proyecto, que iba a sacrificar tantas cosas, que iba a sufrir tanto por eso, y que iba a disfrutarlo tanto también. Tenía muchas cosas para aprender. Pero me acuerdo perfectamente de ese momento, en que pensé: esta es la historia y estos son los personajes.
– ¿Por qué elegiste una historia fantástica para contar?
De chico leía compilados de historias fantásticas que se vendían en las librerías de saldo de la avenida Corrientes, viajar para mí de Lanús al centro ya era algo fantástico.
En Lanús, hacía obras de títeres para mi hermana y una vecina. Les leía historias. Iba al cuartucho donde vivía mi tía María y escuchaba las historias de Avellaneda que me contaba. Las que me más me fascinaban eran las de fantasmas, mediums y curanderos, las que tenían una conexión con otro mundo inasible pero palpable. Mi viejo me contaba historias también increíbles. Decía que la piedra de su anillo guardaba un duende. También que enfrente de mi casa vivía un gigante. Yo me ponía en el balcón a esperarlo.
En la casa de mis padres, miraba una copia del Guernica con fascinación, leía a Clive Barker, a Stephen King, a Poe, a Wilde, Jackson, Matheson, Lovecraft, Bradbury, Le Fanu, a Agatha Christie y cualquier cosa en la que resonara la palabra misterio.

Ilustración para fondo PressBook Gualicho Ventana Sur. Diseño de Gabriel Quiroga
Los sábados miraba esas películas increíbles que solían pasar en la TV, recuerdo ver una de Drácula con Jack Palance y mirar la puerta de la escalera aterrado porque pensaba que una presencia iba a aparecer en cualquier momento. El palacio encantado, de Corman con Vincent Price, me volvió loco de chico. Ni hablar del final de la primera de El planeta de los simios. Espeluznantes. Igual de espeluznante me pareció The Ladies Man (El terror de las chicas), esa película donde Jerry Lewis entra en una habitación blanca y hay una mujer pantera colgando del techo ¡Cuántas pesadillas! Y en semana santa pasaban esa miniserie con Cristo que, claro, se moría y resucitaba. La corona de espinas y esa cara sangrante. Terrible. Me aterraba Cristo.
Hay tantas cosas de mi vida, de mi niñez y lo que vino después, relacionado con lo fantástico que puedo escribir muchas páginas para explicar por qué elijo lo sobrenatural.
De chico empecé a escribir. Mis primeras historias eran copias de Stephen King. Ya a los 19 años, escribí una novela-guión de trescientas páginas sobre un zombi suburbano.

Uno de los bocetos de Sebastián Cabrol para Gualicho
Lo fantástico irrumpe en nuestros sueños. Nadie sueña que va a trabajar, ficha, se hace un mate, después va de acá para allá, se compra la comida al mediodía, vuelve a hacerse otro mate, saluda a sus jefes, toma su paraguas y ficha otra vez. No. Soñamos cosas increíbles, inconexas y que tienen que ver con nuestra percepción de la realidad subjetiva. Que la percepción de la realidad sea subjetiva es algo fantástico.
Sin embargo, quiero aclarar que nadie hace una película a partir de un cuento de Poe, de un sueño, o de otra película, esa no es la manera de abordar el cine para mí. La experiencia lo es. La vida, las ideas surgen de esa tensión entre la ficción y lo real subjetivo que vemos y tal vez lo fantástico sea la manera natural de expresarse. Así nos expresamos mientras dormimos.

Por otro lado, que existan personas que escriban, pintan o hacen música ya de por sí es algo fantástico. ¿Dos tipos que grandes que se sentaban a charlar sobre historias fantásticas como Bioy y Borges? ¿Cómo pudo ser? Un hombre que escribía como Mario Levrero ¡Qué increíble! Favio haciendo Nazareno Cruz y el Lobo. ¿Cómo fue que algo tan maravilloso ocurrió?

Walichu Another Production Poster by Gabriel Quiroga
Creo que esa tradición de lo fantástico la que elegí para aportar mi mirada en el mundo del cine porque tenemos en Latinoamérica un acervo grande de historias y de creadores de historias y lo que quiero es dar lo mejor de mí para introducir nuevas temáticas, historias y modos de contarlas, respetando a los intrépidos que se han sumergido en este género a través de cualquier medio y haciéndoles un guiño para llevarlo más allá, para que el espectador siga contando historias fantásticas con el aporte que puede llegar a hacer el cine, un medio tan poderoso, a la creación de una identidad.
Y lo que más me importa son las historias, las experiencias que logran crear, y ese mundo entrevisto un día, ficticio, que te lleva a esa fascinación de verlo traducirse a la realidad a través de un lente.

Mi biblioteca
Entrevista revista La Cosa, Adrián Gastón Fares, Octubre de 2017 por el premio Producción Largometraje inédito de ficción Blood Window a Gualicho (Walichu), de la que soy único autor, guionista y director.
Más información sobre Gualicho:
http://www.corsofilms.com/press
También puede leer Kong, acabo de actualizar el Índice, por ahora, ha llegado a su fin esta novela corta fantástica de ciencia ficción:
Kong, completa.
Último capítulo de Kong:
https://adriangastonfares.com/2019/02/06/kong-el-final/

Portada Revista La Cosa en la que salió la nota a los ganadores de Blood Window