Jugar con la discapacidad
debe ser penado.
Porque no hay manera de
medir, lo que es haber crecido con sordera sin escuchar.
Pero resulta que soy un juego más
y que cada tanto entro al campo ese donde pica la pelota
que no conozco quién patea
pero que voy a pinchar
cuando le de una patada que la haga terminar
en ese fierro que sobresale de la pared
y que está para explotar
a todos los inventos y experimentos
que hacen con los idiotas de Dostoievski
esos tipos como yo
que prefieren no salir seguido a la sociedad
para no volver al cuarto cuanto antes
porque las cosas no cambiaron
las que pensamos que iban a cambiar
quedaron igual.
Entonces, vean Budas en el cielo en Lanús
brinden por las nubes
y las luces verdes de los radares
y los sueños inventados que tampoco existen
y duerman tranquilos
hasta que vean de chicos a un fantasma real
y entonces sepan que más allá de todo eso
hay una nada que se mueve
que gira en círculos
que no van ni para la izquierda ni para la derecha
sólo giran.
por Adrián Gastón Fares.