El nombre del pueblo. El pueblo. 3.

Ahora Miguel seguía sentado en la playa. Pensaba en lo que su madre les había contado. Las gaviotas se acercaban al agua y se alejaban.

En su ensueño avistaba una embarcación. El barco surgía después de una ola descomunal y su prima bajaba acompañada de Hugo, el tío de Malva y capitán del bergantín.

“Enamoró a la descendiente de una princesa. Después la abandonó para lanzarse al mar con una tripulación de jóvenes fuertes que había reunido con el fin de llegar a las regiones del mundo que estuvieran en peligro. Mi hermana, la madre de Malva, me contó de él en sus cartas. En la última recibida, me mandó este medallón con la foto de su hija y me informó de la tragedia”, había dicho su madre.

“Llegarán al atardecer. Prométanme que nunca le van a decir nada a papá. Piensa que lo inventé todo. Cuando conozca a Malva me va a pedir perdón” Los ojos de su madre se humedecían en las pausas. Domaba las lágrimas y seguía. “Vos, Miguel, por ser el mayor, siempre tenés que llevar el medallón para que al desembarcar ella sepa quiénes son. Cuando llegue el bergantín, ayúdenla con las valijas”

Hacía dos meses que su madre les había hablado de Malva y el capitán. Al mes, Miguel había visto al hombre con el puñal ensangrentado y los días siguientes no encontró más que a los pescadores de siempre.

—¿Para qué viene Malva? —le había preguntado a su madre.

—Es mi sobrina. Está en peligro.

—¿Qué le pasó?

—Su padre… murió. Lo mataron.

—¿Por qué?

—Un hombre por venganza.

—¡Lo mataron! —repitieron juntos él y Juan.

—Sí, y Malva escapa del asesino de su padre. Les voy a contar cómo fue…

A su madre le gustaba hablar. Durante media hora les contó la historia del padre de Malva. Cómo había matado a la hija única de un herrero sin querer, por un disparo que se le escapó del revolver mientras perseguía a un ladrón que le había robado un reloj de oro de la vitrina de su negocio. El herrero estaba en su taller trabajando y escuchó el grito de su hija. Se acercó al padre de Malva, arrodillado al lado del cuerpo de la joven, y lo mató a golpes con su tenaza. En la cárcel juró que cuando lo liberaran mataría a la hija del relojero. Poco tiempo antes de que el hombre terminara su condena, la madre de Malva la encomendó al amigo de su padre, el capitán Hugo, para que la alejara de su tierra.

Miguel tuvo pesadillas aquella noche. A la mañana siguiente le preguntó a su madre cómo iba a desembarcar una embarcación en el pueblo si no había ningún puerto. Ella sonrió y le dijo que Hugo era un capitán experimentado: anclaría y se acercarían a la playa en un bote.

Al ver al hombre más allá del médano tuvo la certeza de que era el herrero y que, al hundir el cuchillo en el pecho de Malva, había consumado su venganza. No obstante, le pidió el diario a su padre y en sus páginas no encontró ninguna noticia sobre la llegada de un bergantín y la aparición del cuerpo de una joven en la playa.

Él mismo había buscado en los médanos, entre los arbustos y las rocas, sin ningún resultado. Si su prima no había muerto en manos de aquel hombre al desembarcar, quedaban dos desgraciadas posibilidades. O estaba atrapada sobre el océano, en una calma chicha, o el barco había naufragado. La duda lo empezó a carcomer y unas semanas después, muchos notaron su pérdida de peso. Algunos sospecharon del cuidado de su madre.

por Adrián Gastón Fares.

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