Soñé con el amor.

Soñé con el amor,
y era lo mismo que antes.

Ví caer iglesias;
crecía el fuego en la parroquia.

Esa emoción parásita de los sueños.
Que parece querer devolvernos a la trampa.

Pero soy el resultado de miles de años de responder a este sueño.

No abriré las puertas.
Cerraré los postigos.
Cortaré el agua.
Bajaré las persianas.

Y te trataré como alguien que puede convertirse en un objeto de la noche a la mañana. Alguien sin recuerdos, sin cariño, sin cuidado. Que te puede arrancar de la órbita y dejarte solo en otro universo. Convertirte en marciano.

Oh, la subjetividad.

Mi subjetividad cantando himnos que nunca escuchó.

Serás una mosca atrapada en una telaraña que ni siquiera yo he tenido la suerte de tejer.

Dejemos que se afilen las puntas de la verdad y que los cuerpos de los culpables se desangren sobre el metal brillante como anunciaba su propia estupidez.

Te ví sonreír mientras clavabas el cuchillo.

Eso basta para que el odio detenga los relojes.

El tiempo congelado.

Dónde uno puede pasar toda la vida, reescribiendo la historia.

No movamos un dedo.
Cruzados de brazos.

Miremos.

Cómo los gusanos despellejan
Al ser necesitado que alguna vez fuiste.
Esa cosa minúscula que provocaba sonrisas.
Y preocupaciones
Que nunca fueron las mías.

Sino la del ejército de imbéciles
Que son capaces de cuidar a un gorrión.
Y abandonar a un ser humano.

En nuestro fogón.

Cantan venganzas.

Y escriben canciones para las cunas vacías.

Luego bebemos y pescamos en un río oscuro.

Y de nuestras garras peludas;
solo escapan los esqueletos
que la corrupción y la mentira carcomen.

Estoy debajo de la pila de muertos.

Y mi boca murmura palabras que desintoxican el veneno
que mató a los que flotan río abajo; donde las capullos crecen grandes, y florecen cuando los vivos no los tocan.

Vuelan, y lloran, o dejan caer
las gotas que sus alas despliegan como en el sueño donde una mujer escapa por pasillos pintados con murales de mi nombre oculto.

Conozco un concierto donde los instrumentos tocan solos una canción que ellos mismos escribieron y que evitará que empiece otro poema con la frase:
Soñé con el amor.

Y que sigue con:

Llore en el sueño, pero pasó el tiempo.
Y no vale la pena.

Recursos y carácter para batir estas yemas.

La guerra a las promesas;
comienza rompiendo.

Cartas.

Tal vez en ese lugar donde la voluntad mueve montañas y el mundo es tan justo como la cumbre nevada donde se juntan los huesos de los animales extintos.

Tan justo para que tu asesino deje de matar.

Porque en mi historia fue criado sin palmadas leves en la espalda.

Y nunca pude distinguir el bien del mal.

Criado con dulces y sonrisas.
Cómo en un sueño, y pañuelos blancos, manos negras.

Punto final,al desencuentro.

por Adrián Gastón Fares.

18 comentarios en “Soñé con el amor.

  1. Radosal

    Un poco oscuro para mi gusto, pero también con un sabor a «ciertas verdades» interesante. Aunque yo por lo menos procuro no olvidar que la verdad nunca es La Verdad, y que aunque los sueños solo sueños son; son a veces lo único que queda para tratar de salvarse de la oscuridad total ¿Y quien podría culpar a un náufrago de que ame a su tabla de salvación?

    Le gusta a 2 personas

    Responder
      1. jburdalo

        Ya se que es solo un poema, pero yo no creo que los Suenos ni el Amor como conceptos puros sean los culpables de nada, somos nosotros los monos humanos los que pretendemos alcanzar mas alla de nuestras posibilidades y al no hacerlo o conseguirlo, golpeamos a todo bicho viviente a nuestro alrededor. Se que es un poema, y muy bueno por cierto, con ese halo de melancolia y falta de ganas por seguir adelante: sonando y amando. Es lo que nos queda!

        Le gusta a 1 persona

        Responder

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s