Algunos dicen que no se puede cambiar,
que hay cosas que nunca van a pasar,
pero las cosas que
auguran
que nunca van a pasar
pasan seguido
y los que decían eso no saben ya
qué decir.
No es imposible.
Uno se puede ir y puede
volver
esto es posible
En el mundo.
Hoy.
Siempre pasó,
pero hay pocos testimonios
porque lo que cambia se va,
se ausenta de un día para el otro,
como aquel hombre del que Josep Pla escribió
que dejó su pueblo,
solo,
con los reveses en su espalda,
pesando toneladas,
con la gente murmurando,
pero aquel hombre
simple
dejó su pueblo
no tan simple como él
pasó por la fuente del pueblo
bebió el agua por última vez
y partió
para nunca volver.
Esto es sobre el chico,
el muchacho
cambiador
No podía sentir
El sentido del tacto lo tenía muerto
como otras ilusiones
Pero un día descubrieron como hacérselo funcionar
Un científico lo hizo
Un científico loco quizás
No lo sabemos
Pero logró que el chico sintiera
Y entonces el chico rozó las palmeras con las manos
Frotó naranjas contra su piel
Sintió su propio cuerpo y el de los demás
El respirar de su perro en su cara
Lo despertó
Y la felicidad que sentía era tan grande que el chico
Que en realidad no era tan chico
Se sintió joven otra vez
Se descontó años
Multiplicó los suyos por
Cero
Coma
Siete
Y pensó
Que ahora que sentía al pasto doblarse cuando se recostaba sobre él
con la espalda
desnuda
A sus propias lágrimas derramarse sobre su cara hasta llegar
a su nariz
Pensó que si alguien podía devolverle el tacto,
entonces el podía pensar hasta llegar a lo impensado
y lo hizo.
Llegó.
Y me dijo
Que había cosas que ya no podía volver a sentir
Porque ya no estaban
Las que sólo sentía en los sueños
Y esto lo enfrentó con una pared
Una pared de sentimientos hechos con ladrillos
como las que levantaba su abuelo
cuando era chico y la vida parecía
larga
insensible
y había otras paredes
de colores de luces de ciudades ya descubiertas pero desaparecidas de bichos bolitas y de animales que corrían en el claroscuro de algún bosque que no era bosque pero que para él lo había sido
Ojo con los bosques que no son bosques pero que para uno lo son
porque cuando desaparecen y sus árboles se secan
uno cree haber estado ahí
en lo imposible
Punto.
Entonces yo le dije
Que era como un Úlises
Un Úlises que volvía a Ítaca
Sin una Penélope que lo esperara
Y eso le dolió
le dolió como las cosas que son simples y reales
Como un Quijote sin caballo
Como un río sin cauce
Y se calmó y sonrió
Nunca entendí por qué
El chico ahora sensible se calmó
Cuando le dije algunas cosas terribles.
Y se lo dije.
Te dije cosas terribles para que entendieras
Que yo siempre sentí todo pero que era y soy como vos.
Lo que te pasa.
Lo sé.
Lo sé muy bien.
Lo que te pasa, querido.
Y me contestó que él quería ser terrible también.
Que era su derecho
Y que lo ejercería a gusto.
Y jamás lo volví a ver
pero en la noches que no llueve
pero que debería llover
a veces creo que el chico está cerca
bañándose en la agua
que debería caer.
por Adrián Gastón Fares
PD:
Índice de mis poemas en este blog.
Sin duda, uno de tus mejores poemas. 👏🏻👍🏻
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