Comentario de un lector a una crítica de cine en un sitio web… Habla de Luz silenciosa, película de Carlos Reygadas:
“¿Por qué es un genio? Porque hizo un documental mediante la ficción utilizando un batallón de recursos cinematográficos como decorado de la puesta. Una trama simple (que es totalmente prescindible en el análisis de la película) para conocer a la comunidad menonita, sus costumbres, sus hábitos, su cultura.”
Esta valoración demuestra que una persona puede tener buen gusto cinematográfico y no entender nada de una película. ¿Qué es más importante en este caso, entender o tener buen gusto? Es una pregunta bastante importante… ¿Cuánto del buen gusto está formado por el entendimiento y por la sensibilidad y cuánto por otras influencias que no tienen que ver directamente con el pensamiento sino con prejuicios?
Luz silenciosa no tiene una trama simple para nada (la trama es profunda, intensa y compleja, como algunos momentos de la vida misma) Lo importante de la película es cómo Reygadas se expresa a través de los planos y la belleza única que logra transmitir en sus secuencias (esa camioneta que no termina de dar vueltas, la escena en el lago). La película habla más de un tema común y recurrente, el amor en una sociedad monógama (el mismo tema de Control, de Anton Corbjn) que de los menonitas (yo no sé nada de los menonitas después de ver Luz Silenciosa, ni me interesa saberlo). Luz silenciosa es una experiencia de la vida más (como la gran ficción que es).
Dicho sea de paso, en los comentarios de algunos productores y espectadores –algunos que leí en La Lectora Provisoria y Otroscines–, noto cierto temor a considerar al cine como arte y a los cineastas como artistas. Este temor no proviene tanto de un pensamiento simple, erróneo, del que debería provenir: creer que el oficio del artista está por arriba de otros oficios y, muy especialmente, profesiones. Temen, porque este argumento podría ser una bandera que levanten los artistas en desmedro del cine considerado solamente como tarea de gestión, marketing y administración –llama la atención porque, en realidad, pocos artistas cinematográficos tuvieron la fuerza para que su arte sea reconocido, y por lo tanto, apoyado comercialmente. ¿Qué peligro hay para los productores en considerar al cine como reino de artistas y no como reino de la administración (que es lo que siempre fue desde Zukor a nuestra Stantic –por dar un ejemplo–)?
El cine no es trabajo en grupo. Decir que el cine es trabajo en grupo es menoscabar la importancia vital de un actor y un director de fotografía, por ejemplo. También la del director. El cine de Reygadas: ¿es trabajo en grupo? El cine de Spike Lee: ¿es trabajo en grupo? Mejor sería decir: el cine es el trabajo de un grupo. Y entonces, mejor sería aclarar que en las facultades de cines se enseña el primer error de todos, por el que cualquier persona que en su vida leyó un libro entero o mejor dicho, dedicó dos horas de su vida a pensar cuestiones que tienen que ver con expresase, deja despanzurrado al pobre estudiante que sí tiene una buena idea –o un buen desarrollo– y que tiene preocupaciones que van más allá de su propio orgullo. Pensar que el cine es trabajo en grupo, en nuestro país, da como resultado un concurso como el Raymundo Gleyser, que no sirve para que salgan buenos directores de cine. Me pregunto: ¿Para qué sirve? ¿Qué persona que haya trabajado su obra puede tolerar inscribirse en un concurso así? Si el Estado decide apoyar al cine, primero debe decidir: ¿Qué es el cine para nosotros? ¿Mercado nada más? El cine sirve para hacernos pensar y para crear belleza.
Volviendo a Reygadas. Uno de los planos, en el que descubrimos que el director hizo foco previamente en una flor, me molestó un poco porque explicita una metáfora redundante y casi devela el mecanismo del filme, tan paradójicamente guardado en las miradas directas de los nenes y personajes secundarios a cámara.
Adrián Fares
«Luz silenciosa» es una banalidad disfrazada de película trascendente. El mismo Reygadas dijo que varios productores a quienes les presentó el guión lo calificaron así. Y yo creo lo mismo. No es más que una fantasía machista ególatra llevada al extremo: 1) «Las mujeres no pueden vivir sin mí» -la esposa se muere apenas él la deja- 2) «Cómo me gustaría acostarme con dos mujeres a la vez» -lo único capaz de devolverle la vida a su esposa es el beso de su amante-. Dejémonos de joder. Bien y trabajosamente filmada, nada más.
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A mí me resultó larga la película.. larga y soporífera. No porque no tenga argumento, que sí lo tiene, sino porque podría estar listo en escasos minutos y nad justifica la dilatación del film. Podría haber hecho un documental sobre los menonitas. Pero no se puede abusar del espectador sólo con artísticas imágenes, a las que no quito mérito. Muchas películas como esta y el cine independiente ganará la fama de cine para élites, cuando no debeía ser así. Hay que contar algo al espectador, con mayor o menor convencionalidad, pero es imprescindible.
Además, viendo la película se me ocurrió: ¿Qué hubiese sido de la tolerancia y entendimiento de estos menonitas si hubiese sido ella y no él la que tuviese el amante? Seguramente no hubiesen hecho gala de esa pretendida empatía que muestra el director de esta comunidad. Me refiero a que la imagen que ofrece de ellos, dudo siquiera que sea suficientemente objetiva.
Un saludo!
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El valor de las películas no tiene que ver con el ritmo rápido o las convenciones narrativas, sino con la eficacia -para decirlo de alguna forma- de un director al tratar cierto tema, o el tema elegido directamente (como el caso de la de Giavito, Profit and the whispering winds) Vi otras películas que siguen ese esquema -te muestro algo cargado de sentido, luego te hago descansar de eso…- y no me interesan en lo más mínimo; es tan inerte repetir esta estructura, como repetir una estructura televisiva o videoclipera. También me gustan Catch me if you can, o Ai, de Spielberg -salvo el final-, como La hora 25, de Lee, o Río Místico, de Eastwood, o Ficción de Cesc Gay. Lo de elite, en ese sentido, a mí no me preocupa tanto (hay muchos grupos de influencia y poder en todo caso)
Por otro lado, las películas no tienen que ser objetivas para nada, no existe la objetividad (vos no estás siendo objetivo/a cuando decís que te aburrió Luz silenciosa porque estás respondiendo a tus vivencias y a tus influencias)
Saludos, Adrián
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De acuerdo: las películas no son objetivas.. me refería a la visión que da de los menonitas, no al film como tal. Sigo opinando que no es coherente la propuesta cinematográfica tan retardada. Da la impresión que el objetivo del director era tratar temas como el amor, el dolor, el sufrimento… en su estado puro, centrándose en una perspectiva mística sin entrar en las particularidades personales de los personajes. Si este fuese el caso, el haber elegido una comunidad tan represiva, tan cargada de normas y -necesariamente- prejuicios, tal vez haya condicionado en demasía esos sentimientos que explora, pasando a ser las extrañas e interesantes relaciones entre los menonitas el centro de atención para el espectador. Creo que el autor intenta coger el testigo de otros cineastas, de sus obras maestras, y no le sale, a pesar de que las imágenes y juegos de luz resulten interesantes, pero el montaje se queda en una ensaladilla de influencias artísticas con poco sentido.. y, desgraciadamente, resulta aburrido.
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