Pareja
Empezó a laburar de barman a los catorce años, en un barcito que tenía el padre. A los dieciséis conoció a Mariana, una mujer casada que iba a tomar tragos livianos cuando el marido salía con los amigos. Mariana sabía que el marido la engañaba y quería devolvérsela. La primera vez de Juanjo fue con esa mujer, en un hotel alojamiento.
Cuando el padre murió de un infarto, la madre vendió el bar y Juanjo tuvo que buscarse un laburo para pagarse los estudios y mantener la casa. De pura suerte, cayó en el bar X. Le pagaban muy bien y el bar se llenaba de chicas lindas y fáciles. Se acostó con muchas que conoció ahí.
Una noche vio otra vez a Mariana. Juanjo pensó que era un encuentro casual, pero ella no perdió tiempo; le confesó que sabía que trabajaba en ese lugar porque lo había visto entrar una noche al volver del gimnasio y que estaba ahí porque se le había dado por contarle todo al marido con lujo de detalle y tenía miedo que fuera a buscarlo. Por eso había ido al bar. La mujer dijo que no aguantaba quedarse esa noche en su casa; que después de la confesión el marido se había ido muy tranquilo y eso era lo que más la asustaba.
Juanjo de vez en cuando le servía algo. A las tres de la mañana, un tipo de bigotes blancos y gorra con visera entró muy desenvuelto acompañado de una chica joven. El hombre miró a Mariana y pareció sorprendido, aunque no tanto. Mariana se quedó helada al ver a la pareja. Al rato, le pidió a Juanjo que le diera un beso.
Estuvo trabajando, y a cada rato atendía los pedidos de besos de Mariana. Claro que siempre veía cómo se besaba el tipo de gorra y la chica. Al mirarla bien notó que si tenía dieciocho era mucho.
A las tres de la mañana la parejita desapareció. Juanjo sirvió tragos livianos y convidó cigarrillos a Mariana hasta las cinco y media, hora en la que entró el hombre de gorra, lo saludó con una inclinación de cabeza, y se la llevó.
A.F